ARDILLA VOLADORA Japonesa, de tronco en tronco
Menuda y mimética, vuela más de cien metros y es muy nocturna
Está en todas las quinielas de los animales más «monos» del planeta. Pteromys momonga podría ser el nombre de un Pokémon, pero no. Tiene vida real, es muy inteligente y vuela a más de treinta por hora entre troncos a más de cien metros de distancia. Como vive en Japón, y porque nadie se la come, no está en peligro de extinción.
La ardilla voladora japonesa está -claro- muy adaptada a su entorno. Nerviosa y de pelaje mimético con las cortezas de los árboles son casi tan listas como las urracas. Lo digo porque… qué difícil es ver una urraca atropellada en una carretera. Y qué difícil acercarse a menos de diez metros.
Pero estamos en Japón, y estamos embobados con los prismáticos buscando, por la corteza de los troncos, la carita de este animal que inspira a cualquier creador de dibujos animados.
Mimetizada con su entorno
Cada una de sus características puede explicarse como una forma de escapar de los depredadores. Por un lado, no llega a medir 20 centímetros. Por otro corre que se las pela. Y por otro, su pelaje de tonos beige, blancos y avellana la camuflan entre los troncos. Hay que esforzarse para conseguir verla.
Más nocturna que diurna
Sus enormes ojos negros le permiten ver de noche, cuando el entorno es más seguro para ellas. De hecho, la Pteromys momonga es tímida y discreta y prefiere dormir en su madriguera cuando hay luz.
Luego se esconde en un simple agujero en un árbol, que forra con musgo y hojas. Casi nunca se aleja de los árboles y se alimenta agarrando la comida más cercana. Esto permite que esta pequeña ardilla japonesa no se mueva demasiado.
Miedo al suelo
Esas son características positivas de la ardilla voladora. Pero hay más, y es que su fragilidad le lleva a tener miedo de moverse por el suelo. Por ello ha desarrollado la habilidad que le da nombre y la hace fascinante. Literalmente vuela. Y lo hace casi siempre por la noche, cuando hay menos depredadores. Porque durante el día duerme en su agujero en un tronco.
La verás en dos islas de Japón
El planeo impecable lo consigue gracias a una membrana de la piel de su vientre llamada patagio, que le llega hasta las muñecas y tobillos. Y no la verás en ningún otro lugar de Extremo Oriente, es una ardilla muy provinciana y patriota que sólo vive en Japón, sólo en las islas de Kyūshū y Honshū, y casi únicamente en los bosques de coníferas.
El vídeo que acompaña a este artículo es obra de PBS, una entidad productora de grandes reportajes y de su canal NATURE, focalizada en la sostenibilidad real. No te pierdas sus producciones y su canal de Facebook.
Lluis Alamany