BUCEO SOSTENIBLE, el encuentro con la fauna del mar

Los clubes de submarinismo son cada vez más cuidadosos con fauna y flora

Salir al encuentro de los animales marinos con ánimo de observar y sin destruir su hábitat. Así podría resumirse el concepto de buceo sostenible. Si ya existe una Carta del Submarinismo Responsable, así como certificaciones para los centros de buceo y los operadores turísticos comprometidos, lo que queda por hacer es concienciar a quienes bucean ocasionalmente y no reciben los mensajes de las federaciones.

Es un recuerdo de infancia el entusiasmo con el que te ponías unas gafas de bucear y un tubo, instante en el que la playa cambiaba a un entorno en silencio y un paisaje nuevo. Entonces, cuando chavales, bucear tenía un solo objetivo: pescar algo. Y allí salíamos con una pobre estrella de mar que igual moría asfixiada mientras se la enseñábamos a la familia, dos cangrejos prisioneros en una malla agarrada al bañador, pensando en añadirlos a la paella… con suerte un pulpito. Pobre pulpo.

«Lo que el pulpo me enseñó», hito del buceo responsable

Las cosas han cambiado mucho, y hoy nos parece fantástico que «Lo que el pulpo me enseñó» –My octopus teacher, de Netflix- ganase el Oscar a Mejor Película Documental en 2021. Esa película sorprendente es una preciosa lección de buceo responsable. Mis hijos de veinte años lloraron viéndola, no pudieron disimular.

El pulpo, mejor para interactuar en el agua

Y el verano pasado ocurrió algo genial. En Ciutadella de Menorca conseguimos mesa en el Hogar del Pollo, que curiosamente es uno de los mejores restaurantes para pedir pulpo en la isla. El camarero nos dijo «también tenéis un pulpo muy rico». Nos miramos con sonrisa cómplice, dijimos que pulpo no y respondió «¡Otros que han visto la película!».

Fue estupendo saber que no éramos los únicos. Habíamos hecho nuestro el mensaje de que un animal tan inteligente no volvería a ser víctima de nuestras manos -siempre los cogimos con la mano, para darles opción de escapar- sino a lo sumo de nuestro juego al escondite submarino, que es muchísimo más creativo.

Una de las especies fetiche es el tiburón ballena. Mejor si no acudimos en grupos grandes / iSTOCK

François Sarano, «En nombre de los tiburones»

François Sarano es doctor en oceanografía y submarinista profesional, muy reconocido en Francia, donde publicó «Au nom des requins» -En nombre de los tiburones-. En declaraciones a GEO France comenta: «A diferencia de lo que ocurre fuera del agua, aquí los animales salvajes no huyen al acercarnos. Así que el océano es un lugar donde la humanidad puede reconectar con la naturaleza»

El camarero nos dijo «también tenéis un pulpo muy rico». Nos miramos con sonrisa cómplice, dijimos que pulpo no, y respondió «¡Otros que han visto la película!», por el Oscar de 2021.

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La Asociación Longitude 181

François Sarano fundó con su mujer, Véronique, la Asociación Longitude 181 y ya en 2002 elaboraron elaborado una Carta Internacional del Submarinismo Responsable. «La Carta es un código ético que nos recuerda cosas básicas, que no sólo conciernen a nuestra relación con el medio marino, sino también a las relaciones con la población local en cada lugar», explican los Sarano a GEO Francia. Y hay que añadir que la Federación Francesa de Estudios y Deportes Subacuáticos está integrando esta carta en la formación de instructores de buceo.

Normas del buceo sostenible

-Nada despacio, para evitar golpes a los elementos de la vida fija.
-Evita tocar plantas y animales fijos, porque son frágiles y los cambios de ubicación los mata.
-No recojas otra cosa que fotos.
-No acoses a los animales si se han refugiado en su escondite, ya están estresados. Espera sin moverte hasta que vuelvan a salir.
-No alimentes a peces ni cangrejos, porque pervierte su comportamiento y desequilibra el ecosistema.

Dos submarinistas observan a un tranquilo mero que mira a la cámara / iSTOCK

Una red de centros de buceo responsable

Además de su Carta del Submarinismo Responsable, la asociación longitude 181 ha creado una red de centros de buceo por todo el mundo. Estos centros se comprometen a no utilizar productos químicos dañinos como las pinturas agresivas que impiden a algas y moluscos adherirse al casco de los barcos. Sarano advierte de que son una fuente evitable de contaminación directa del mar. Los centros de la red también procuran utilizar motores eléctricos cuando es posible. Y anclan sus lanchas sólo en puntos de fondeo, donde no dañan ni las rocas ni las praderas de algas como la posidonia al echar el ancla.

La propia Federación Francesa de Estudios y Deportes Subacuáticos otorga la etiqueta Ecosub a los clubes de buceo marino comprometidos. Su directora, Chantal Margouet, comentaba a GEO Francia que no es un label de calidad para siempre, sino que se auditan los clubes para confirmar las revalidaciones del sello.

De buceador consumidor a buceador sostenible

La clave está en que los submarinistas que han pescado durante años sean capaces de disfrutar de la contemplación de los animales en libertad. François Sarano opina que «Los buceadores tradicionales se comportan más como consumidores de buceo, y van coleccionando rincones del mundo, sin pensar en su impacto en el entorno. Hay que ir evolucionando a buceadores que disfruten de la inmersión entre la vida marina. Que disfruten siguiendo la evolución de un mero, el paso de un tiburón».

Parte del placer del buceo está en respetar a las especies que disfrutamos / iSTOCK

Proyectos como Wildsea Divers

Wildsea Divers es un proyecto que promueve el buceo comprometido en el Mediterráneo. La iniciativa está coordinada por Submon, una orga­­ni­zación especializada en servicios am­­bientales en el ámbito marino. Y tiene ya programas piloto en algunas Áreas Marinas Protegidas (AMP) de Cataluña, como las islas Medes.

«Miles de buceadores visitan cada año estos ricos territorios submarinos para practicar una actividad que, si no se realiza de forma controlada, puede provocar efectos negativos en estos hábitats tan frágiles y en las especies que viven en ellos», dice Manel Gazo, director de Submon, a National Geographic España.

Wildsea Divers tiene un distintivo de calidad ambiental, evalúa los centros de buceo y su implicación en el proyecto, y da formación a estos centros en técnicas de buceo responsable.

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El Mar Rojo prefiere el buceo responsable

Egipto ha apostado de lleno por el ecoturismo, y en el campo del buceo son defensores absolutos del submarinismo y el snorkel sostenibles en un ecosistema que tiene en su belleza extraordinaria su mayor garantía de futuro. Te ponemos dos ejemplos.

Red Sea Diving Safari es una de las principales agencias de desarrollo turístico sostenible de Egipto y es miembro de la iniciativa Green Fins, una ONG que trabaja para proteger los arrecifes de coral. Además de practicar el turismo sostenible, Red Sea Diving Safari también organiza limpiezas, imparte talleres de buceo ecológico, se esfuerza por reciclar los residuos y utiliza un 70% de energía solar en sus alojamientos.

Camel Dive es otra empresa de buceo en el Mar Rojo, en Sharm el-sheik. Una de sus objetivos fundacionales es proteger los ecosistemas marinos mientras el grupo bucea. La empresa recibió el premio PADI Estrella Verde de 2010 a 2015 y también está asociado a la iniciativa Green Fins. Cada año acoge a biólogos marinos que se unen a los barcos de buceo para informar a los viajeros sobre las mejores formas de proteger el entorno marino. 

Buceando e informando a la Ciencia

Terminamos con otra reflexión de François Sarano, convencido de que los buceadores no sólo cambiarán su forma de acercarse al entorno marino, sino que también ayudarán a la ciencia. La ya citada Federación Francesa sugiere a los submarinistas que lleven un Cromis, el cuaderno de naturalista acuático en el que anotar sus observaciones de las especies marinas. Esos datos serán valiosos para los científicos en su estudio de la evolución del ecosistema.

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Lluis Alamany sobre artículos de GEO France, National Geographic España y Ecotourism World

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