CÓMO HACER TU HUERTO BIO, sin productos químicos

La agricultura ecológica se impone, porque quieres comer sano

Cada vez hay más prohibición de productos químicos en la agricultura. Responde a una concienciación real de la gente, y va en aumento. Cultivar de forma ecológica se ha convertido en algo esencial, también entre quienes tienen poco más terreno que el de un jardín. Y nuestros colegas de Jardinier Malin nos dan algunas pistas que te resumimos.

La horticultura ecológica gana seguidores a gran velocidad, y es porque el mercado lo reclama. Estamos hasta el moño de consumir pesticidas. Aunque cada vez hay más horticultores ecológicos, ¡también hay cada vez más jardineros que quieren cultivar un huerto ecológico!

Aquí tienes nuestros consejos para empezar con buen pie tu huerto ecológico.

La mejor ubicación

Como cualquier otra planta, las hortalizas necesitan suelo con nutrientes, agua y sol para crecer. Para cubrir las necesidades del suelo es cuando muchos utilizan productos químicos. Nosotros nos negamos, porque hay soluciones naturales estupendas.

La luz ya se puede optimizar eligiendo una buena ubicación. La mayoría de las plantas necesitan una exposición soleada. Así que opta por una posición orientada al sur, suroeste u oeste para tu parcela de cultivo. Y allí irán tomates, calabacines y otros amigos del sol directo. Porque para las plantas de sombra siempre tenemos apaño, como un paramento plano de cañas o similares.

Aunque si en tu parcela tienes alguna zona de sombra, por ejemplo por árboles, pues claro está que los cultivos enemigos del sol podrás ubicarlos allí. Eso será para lechugas, rábanos o espinacas.

Combinar la vida urbana y el campo sin química es cada día más habitual / i-STOCK

Abonos naturales

Para enriquecer el suelo hay que olvidarse de los abonos químicos. Porque lo empobrecen. No decimos esto sólo porque seamos fans de la vida sana, sino porque la química acaba con mucha vida en el suelo. Y la vida microbiana del suelo es muy importante para su salud y la de tus plantas. Por eso debes elegir los abonos naturales, como el estiércol. Para muchas hortalizas, es aconsejable aplicar abono en otoño, antes de la siembra.

La solución ideal es extender una buena capa de compost, que tu mismo puedes hacer en casa, bien descompuesto. También puedes optar por el estiércol o los abonos verdes, que son plantas capaces de devolver nutrientes al suelo. Según la planta, puede tratarse de nitrógeno, potasio o fósforo. También hacen que el suelo sea más permeable y pueden utilizarse como mantillo.

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En primavera, puedes sembrar phacelia o veza, mientras que en otoño puedes contar con trébol o esparceta, por ejemplo. Y para un suelo más rico y vivo, te sugerimos cambiar tu trabajosa pala por una grelinette, que es una horca con dos mangos y varias púas largas que hundes en la tierra con el pié, para ventilarla. Casi como una pala o una hazada, pero con menos esfuerzo.

Las semillas, siempre ecológicas para tu huerto

No empieces a sembrar cometiendo el pecado de comprar semillas industriales. Una práctica terrorífica es la de distribuir por el mundo semillas que luego producirán frutos incapaces de dar semillas fértiles… para obligarte a seguir comprando las semillas de la marca X.

Esa práctica está acabando con maíces ancestrales, de varios colores y formas, en la región andina, por ejemplo, haciendo que los campesinos no puedan replantar un año después, obligados a comprar las semillas geniales que les venden las multinacionales agrarias. Las semillas no reproducibles son híbridos, un cruce entre dos especies. Por ley deben estar etiquetadas como «híbridos F1».

Además, comprando semilla ecológica sabes que cultivarás hortalizas de semillas que no han sido tratadas con productos químicos. Si siembras semillas tratadas con química… será difícil cultivar tu huerto sin aplicar pesticidas durante el crecimiento de la cosecha.

Además, las semillas ecológicas son naturalmente más resistentes. Lo ideal es comprar semillas que sean ecológicas y reproducibles, para cosechar tus propias semillas año tras año, sin necesidad de comprar semillas cada año.

La distancia entre plantas es importante. Aquí, invernadero, habas, tomates y calabacines / PABLO RAMON

Ten en cuenta también que las semillas conseguidas por tí, de plantas cultivadas en tu jardín el año anterior, están mejor adaptadas a tu terreno, y estarán más protegidas contra las plagas.

Combinar cultivos en el mismo espacio

Una idea muy interesante para mejorar la resistencia natural a las plagas es combinar plantas que se favorecen entre sí. Es lo que llamamos plantación asociada. Por ejemplo, si plantamos puerros y no queremos ver polillas cerca, plantamos zanahorias y apio. El puerro ayuda a crecer al apio y mantiene lejos a algunos enemigos de la zanahoria.

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Por ejemplo, las zanahorias y el apio protegen a los puerros contra la polilla, a la que son especialmente sensibles. A cambio, el puerro ayuda al apio a crecer y aleja ciertas plagas de la zanahoria. Esta hortaliza, rica en asociaciones, también es útil para las fresas, a las que protege repeliendo los ácaros y actuando como fungicida. Además, ¡las fresas estimulan el crecimiento del ajo! Hay muchas combinaciones beneficiosas en el huerto. Infórmate sobre cada planta que quieras cultivar, ya que seguro que tiene su propio conjunto de plantas con las que combinar o de las que mantenerse alejado.

Los tratamientos naturales de tu huerto

Cuando hablamos de tratamientos nos referimos a que no hemos sido capaces de proteger a los cultivos de ciertas plagas, o que muestran algún síntoma de mala salud por falta de algún elemento en el huerto. La lista de plagas y enfermedades es larga. Larvas que nos agujerean las hojas, insectos que pican o chupan de nuestro fruto, hongos en las hojas…

Pero que no cunda el pánico. Hay técnicas para prevenirlas y remedios naturales para todas ellas. Aunque sería interminable ir hablando de cultivos concretos, sí te decimos que hables con tu centro de jardinería o vivero hortofrutícola para todo lo específico. Y como buenas prácticas en general te aconsejamos:

-No poner las plantas demasiado juntas. La proximidad excesiva facilitará el camino a los hongos entre unas y otras.

-No riegues las hojas, siempre riega el suelo, aunque creas que los tomates se pondrán contentos de refrescarse un poco.

-Mejor si riegas con agua de lluvia que con agua de red.

-Aplica purín de ortiga para tener plantas más fuertes.

-Si siguen apareciendo plagas, te remitimos a usar trampas mecánicas (que capturan bichos excesivos), depredadores naturales (guerra biológica como mariquitas contra pulgones), tratamientos biológicos (sobre todo jabón negro), trampas de feromonas (muy efectivas) y no olvides combinar las plantas repelentes o atrayentes que te interesen, en función de los cultivos.

Buena suerte y buena cosecha!

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