
DEMONIO DE TASMANIA: el marsupial más sorprendente de Oceanía
Una especie nocturna, ruidosa y eficiente que juega un papel clave en los ecosistemas australianos
El demonio de Tasmania es uno de los animales más singulares del planeta. Endémico de la isla de Tasmania, al sur de Australia, este marsupial carnívoro ha despertado durante décadas la curiosidad de naturalistas, científicos y viajeros por igual. Su nombre puede generar cierta inquietud, pero tras esa apariencia robusta y su comportamiento expresivo se esconde una especie valiosa, perfectamente adaptada a su entorno y con una serie de particularidades que la convierten en un referente evolutivo.
El marsupial carnívoro más grande del mundo
Este curioso animal es el marsupial carnívoro más grande del mundo. Aunque su tamaño no supera los 12 kilos, su cuerpo musculoso, su gran cabeza y su poderosa mandíbula lo convierten en un verdadero especialista de la supervivencia. Su mordida es capaz de triturar huesos, una característica poco común incluso entre los depredadores de mayor tamaño. Gracias a esta habilidad, puede alimentarse de casi cualquier parte de sus presas, incluyendo piel, tendones y vísceras, lo que le da un papel fundamental en la limpieza del entorno natural.
¿Por qué se llama demonio de Tasmania?
Pero ¿de dónde proviene su peculiar nombre? La historia se remonta a la llegada de los primeros colonos europeos a Tasmania. Durante sus exploraciones nocturnas, comenzaron a oír sonidos estremecedores provenientes del bosque: chillidos agudos, gruñidos guturales y respiraciones entrecortadas. Estos ruidos, acompañados por la aparición de un animal de pelaje negro, con mirada intensa y dientes afilados, despertaron el miedo y la imaginación de quienes lo observaban. Sin conocer su naturaleza, lo bautizaron como demonio de Tasmania. Lo que para ellos parecía una criatura temible, resultó ser uno de los grandes recicladores naturales de la isla.
Un animal nocturno con sentidos extraordinarios
El demonio de Tasmania es principalmente nocturno. Al igual que otros marsupiales como el petauro del azúcar, se refugia durante el día en madrigueras, cuevas o troncos huecos, y al caer la noche comienza su actividad. Sus sentidos están perfectamente adaptados a este estilo de vida. Tiene un olfato tan sensible que puede detectar carroña a más de un kilómetro de distancia. Su visión nocturna es muy precisa, y su oído le permite registrar pequeños movimientos en la maleza. Estas cualidades lo convierten en un excelente cazador, aunque su dieta también incluye animales muertos, lo que refuerza su papel como regulador ecológico.

Una comunicación ruidosa y muy expresiva
Una de las conductas más sorprendentes del demonio de Tasmania es su forma de comunicarse. Aunque no emiten sonidos constantemente, cuando lo hacen, son intensos y variados. Chillidos, gruñidos, bufidos y estallidos vocales que cumplen una función esencial: evitar conflictos. En situaciones de competencia por alimento, estos sonidos ayudan a establecer jerarquías sin necesidad de recurrir a la violencia. También son una herramienta de defensa o advertencia frente a otros depredadores o intrusos. Esta expresividad vocal, poco común en los marsupiales, es otra de las características que lo distinguen.
¿Como se comporta el demonio de Tasmania?
En cuanto a su comportamiento social, si bien muchas veces se les observa en solitario, no son animales completamente aislados. Se agrupan ocasionalmente para alimentarse y compartir espacio en madrigueras, sobre todo en temporada de apareamiento. Precisamente en ese periodo, que tiene lugar entre febrero y marzo, se intensifican las vocalizaciones y los comportamientos de cortejo. La hembra puede tener hasta 30 crías en un solo parto, pero solo dispone de cuatro pezones funcionales dentro de su bolsa. Esta limitación natural hace que solo sobrevivan las más rápidas en aferrarse a uno, lo que implica una intensa selección desde los primeros minutos de vida.
Las crías permanecen en la bolsa durante unos cuatro meses y, más adelante, la madre las traslada a una madriguera protegida donde continúan su desarrollo. Este ciclo demuestra la capacidad de adaptación de la especie y la fortaleza de sus individuos, que desde muy temprano deben competir por su supervivencia en un entorno exigente.

Un símbolo cultural y educativo en Tasmania
A nivel cultural, el demonio de Tasmania se ha convertido en un símbolo. Más allá del famoso personaje de dibujos animados que lleva su nombre, su imagen está presente en camisetas, logos y campañas de sensibilización ambiental. También es una de las especies estrella en los programas de educación ambiental de Australia, donde se promueve su conocimiento como parte del patrimonio natural del país.
Este marsupial es, sin duda, una criatura excepcional. Su aspecto puede desconcertar, pero cuanto más se estudia, más asombroso resulta. La potencia de su mandíbula, la expresividad de sus vocalizaciones, su comportamiento social y su relevancia ecológica lo convierten en un ejemplo de adaptación inteligente. Es un recordatorio de que en la naturaleza todo cumple una función, incluso aquellos animales que a primera vista parecen extraños o intimidantes.
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