DOS JÓVENES SURAFRICANAS limpian el río Jukskei
Crearon y dirigen el proyecto de recuperación de aguas y márgenes
Dos mujeres de Johannesburgo, Romy Stander -conservacionista- y Hannelie Coetzee -artista plástica-, han fundado Water for the Future para rehabilitar el contaminado río Jukskei, el más caudaloso de los tres que atraviesan la ciudad. Se está llevando a cabo proyectos ecológicos y artísticos para concienciar y rehabilitar el infecto curso de agua que antes del crecimiento de la ciudad por el este fue un precioso espacio natural.
«El agua es un reflejo de la sociedad, que es tóxica», dice sin pestañear Romy Stander. El río Jukskei fue un espacio lleno de vida hasta que la ampliación de la ciudad hacia el este lo engulló. Entonces empezó a usarse de vertedero natural para las aguas industriales y domésticas del vecindario. También los habitantes de esos barrios lo han usado durante décadas para tirar a su cauce todo tipo de basura. Restos de obras de construcción, electrodomésticos viejos, cualquier cosa.
Dos habilidades complementarias
La conservacionista Stander y la artista Coetzee llevan dos años trabajando para revertir la situación. Por un lado analizando las fuentes de la contaminación y sus posibles frenos. Y por otro añadiendo espíritu artístico para apoyar ese cambio hacia una nueva realidad para la ciudad. Ellas confían en ser capaces de crear un modelo que inspire a otras ciudades del país, que es un referente de la naturaleza salvaje.
Los usos humanos del territorio -agricultura, fábricas, minería y crecimiento urbano- son la conocida fuente de todos los males para el entorno natural. Y también para el agua en Sudáfrica. En Johannesburgo, Rand Water gestiona el agua potable y conseguir que lo sea es un reto cada vez mayor.
Eliminando las plantas invasoras
Romy y Hannelie están colaborando con las instituciones públicas, las fábricas que vierten aguas y con las asociaciones vecinales. Ya a finales de 2020 lanzaron una acción concreta para eliminar físicamente las plantas exóticas que estaban invadiendo los márgenes del río. También crearon filtros naturales de agua para reducir la llegada de contaminación al cauce.
Nando’s, una cadena de restaurantes, ha aportado fondos para la rehabilitación del río. Y Campbell Scientific, un distribuidor de material sanitario y científico, ha instalado voluntariamente, con la consultora de minería SRK, una estación de control de calidad del agua en el río. «La idea es hacer del Jukskey un corredor verde de agua limpia y dándole dignidad a través del arte, para que haya comunicación entre el río y los vecinos», decía Romy a un periódico local.
Bureau Veritas también colabora desinteresadamente, formando a jóvenes de la zona para que recojan y analicen todas las muestras de agua tomadas en el lugar.
La fundación Agua para el Futuro
Agua para el Futuro tiene su sede una antigua lavandería industrial, Victoria Yards, que alberga a otras instalaciones sociales de la ciudad, a orillas del río Jukskei.
Con las dos protagonistas de este artículo hay ingenieros, arquitectos y científicos echando una mano para ver qué acciones llevar a cabo para sanear el río. Por ejemplo, cortar las plantas exóticas invasoras hace dos años tuvo efectos positivos porque la limpieza de los márgenes permitió al agua correr hacia el sur cuando hubo crecidas, en lugar de inundarse la zona. Ahora quieren que esa limpieza de hierba sea sistemática, y han propuesto compactar la biomasa para fabricar pellets para calefacción y cocinas, por ejemplo.
También están mapeando los vertidos ilegales de aguas industriales y domésticas, porque hoy el agua del río sigue siendo un mero caldo venenoso que cada tormenta empuja hacia los cultivos y el océano.
Decorando el entorno del río
Para ir devolviendo dignidad al río, Hannelie ha comenzado a diseñar e instalar, entre otros elementos, una pequeña valla de madera. Como una barandilla de paseo público, a lo largo de algunos tramos, para que el vecindario comience a ver al río y sus márgenes como un elemento cuidado del barrio, y no como el basurero abierto que ha sido desde hace cuarenta años.
La empresa municipal que gestiona el pavimento ha aportado su grano de arena a la fundación, y ha abierto huecos en los que se han plantado árboles. Así retienen un poco el agua de lluvia en lugar de favorecer los torrentes cuando toda el agua patina sobre el asfalto y las aceras.
El agua para el ocio como en otras ciudades
Y no cesan las ideas nuevas para acelerar la integración del río como elemento del que los vecinos presumen.
Hannelie Coetzee recuerda que el empeño de Water for the Future no es un hecho aislado. «Los franceses quieren bañarse en el Sena tras un siglo de prohibición, y los Water Warriors de Copenhague están empeñados en abrir una piscina en uno de los canales de la ciudad» declaraba a la agencia Reuters. Ellas en Johannesburgo sueñan con ser capaces de lograr una evolución similar.
Edición BE OnLoop