E-COMBUSTIBLES para prolongar el uso del motor convencional
2035 está encima y los defensores del fuel eco levantan la voz
¿Qué son esos combustibles sintéticos que prolongarían la fabricación y el uso de los motores convencionales? Una parte importante de la industria pelea por ellos. Son más caros que la electricidad pero también tienen ventajas indiscutibles.
Los combustibles sintéticos o e-combustibles son carburantes creados a partir de CO2 e hidrógeno, una composición que reduce las emisiones de gases de efecto invernadero. Dicho así nos preguntamos ¿Y por qué no aparecieron antes?
Pueden utilizarse en motores de combustión tradicionales y son una alternativa más limpia a los combustibles fósiles de siempre. Y aunque hay un desafío importante con el coste y la eficiencia, los e-combustibles podrían desempeñar un papel importante en la transición energética de las próximas dos décadas.
Qué es un combustible sintético
Pero, ¿qué es un combustible sintético? ¿Qué ventajas tiene? ¿Qué inconvenientes? Romain Vitt, del portal Presse Citron, hace un detallado balance de la situación que recogemos en estas líneas.
Ya hemos dicho que los combustibles sintéticos o e-fuels, son carburantes producidos a partir de CO2 e hidrógeno. El CO2 se obtiene de fuentes industriales o del aire que respiramos, y el hidrógeno se obtiene por electrólisis del agua. Utilizando electricidad que nos llega de fuentes renovables.
La mezcla de estos dos elementos genera hidrocarburos sintéticos. Como metanol, etanol o combustibles líquidos similares a la gasolina y al gasóleo tradicionales.
La ventaja principal de los combustibles sintéticos es que reducen las emisiones de gases de efecto invernadero. Porque cuando se queman, liberan la misma cantidad de CO2 que capturaron durante su producción. Así, utilizando e-combustibles, se puede reducir la huella de carbono del transporte, aprovechando al mismo tiempo la infraestructura y los motores de combustión interna ya fabricados.
E-combustibles en motores convencionales
Una de las principales ventajas de los combustibles sintéticos es su compatibilidad con los motores de combustión interna convencionales. De hecho, los e-combustibles pueden utilizarse en los motores existentes sin grandes modificaciones, ofreciendo una alternativa más limpia a los combustibles fósiles.
Eso quiere decir que el uso de combustibles sintéticos prolongaría la vida útil de los vehículos ya existentes hasta que se generalicen las tecnologías alternativas, como los vehículos eléctricos o de hidrógeno. Que hoy tienen precios poco populares.
Y como los combustibles sintéticos pueden mezclarse con los convencionales, eso permitiría su adopción gradual. Como de hecho están haciendo ya las compañías aéreas, mezclando cantidades cada vez más importantes de biocombustible -procedente del aceite de girasol- con el queroseno de siempre.
Por ejemplo, comenzar por una mezcla de un 20% de e-combustible y un 80% de gasolina permitiría ir reduciendo las emisiones de CO2 sin problemas de funcionamiento del motor. Incluso llegará el día en que sea posible sustituir por completo los combustibles fósiles por e-combustibles.
Los retos del futuro
A pesar de sus ventajas, los carburantes sintéticos aún se enfrentan a una serie de retos antes de convertirse en una solución democrática. Porque su producción es hoy más cara que la de los combustibles fósiles, debido sobre todo a la inversión que hace falta para desarrollar la infraestructura de producción y distribución.
Porque esas infraestructuras suponen precios más altos al ir a repostar. Qué decimos más altos. ¡4 veces más altos! Rozando los 8€ por litro.
Seguro que el auge de las renovables y una tecnología conseguirán bajar los costes en el futuro.
La eficiencia de los e-combustibles, menor
La segunda pega de quedarnos con los e-combustibles es la eficiencia energética de los combustibles sintéticos, porque es más baja que el de los combustibles fósiles. En parte debido a las pérdidas de energía durante la electrólisis y la conversión del CO2 en hidrocarburo. Esto significa que los e-combustibles requieren más energía para su producción que los combustibles tradicionales, y eso limitaría su éxito comercial.
Por otro lado, los e-combustibles van a competir pronto con otras soluciones de movilidad como los vehículos eléctricos o de hidrógeno. Los eléctricos son más eficientes en lo energético y cada vez más populares, y los de hidrógeno aún son carísimos -por encima de 80.000 euros el más barato-. Aunque tienen la ventaja de poder repostar rápidamente y tener una mayor autonomía.
Así que los e-combustibles tendrán que encontrar su lugar en un panorama energético cada vez más diversificado.
¿E-combustible o coche eléctrico?
El anuncio de la Unión Europea de acabar con la fabricación de vehículos térmicos para 2035, ha provocado que el e-combustible y el coche eléctrico sean soluciones, y cada país se muestra más amigo de una y otra opciones. Francia da facilidades a los coches y otros vehículos 100% eléctricos. Y Alemania apuesta más por desarrollar mejor los combustibles sintéticos.
Pero, ¿cuál de estas soluciones es la más pertinente y realista para el sector del automóvil? La respuesta depende de cuatro factores: ecológico, económico, industrial y político.
Desde el punto de vista ecológico
El transporte eléctrico tiene ventaja sobre el e-fuel, porque evita emisiones directas de CO2 y contaminantes de escape. Los eléctricos también son más eficientes energéticamente que los e-combustible, cuya producción consume mucha electricidad.
Pero los eléctricos dependen de la fuente de electricidad utilizada para recargar las baterías y de la fabricación y el reciclaje de éstas. En Francia, con aplastante procedencia de energía nuclear, el eléctrico tiene más sentido. En Alemania, con mucha central térmica de carbón, es otra cosa.
Desde el punto de vista económico
Los coches eléctricos tienen menor coste de producción y menos gastos de uso que el e-combustible, cuya fabricación y distribución sigue siendo muy cara. Los coches eléctricos se benefician además de incentivos y legislación favorables, como los descuentos por transición a energía verde y las normas de emisiones.
Pero los coches eléctricos tienen limitaciones mayúsculas, técnicas y de uso cotidiano, como la autonomía limitada, el tiempo de recarga y la falta de infraestructuras para quienes no vivimos en una casa independiente sino en el 7ºD en un bloque de 220 viviendas con sólo 4 puntos de carga. Y eso quien tiene garaje colectivo, porque sin esa facilidad, cargar en la calle es complicado si duplicamos el número de coches. Y en carretera hay que esperar dos horas en una gasolinera en medio del campo.
Desde el punto de vista industrial
Por el lado industrial, los coches eléctricos son un reto para los fabricantes, que deben adaptar sus modelos convencionales y sus fábricas a esta nueva tecnología. «La electricidad también supone una ruptura con el patrimonio histórico y cultural de las marcas, sobre todo las que se centran en el placer de conducir o las prestaciones» dice con acierto Romain Vitt en este reportaje.
En cambio, el e-combustible salvaría a las marcas de espíritu deportivo de tener que enterrar sus maravillosos motores de combustión. Y usando estos combustibles se pasarían al lado de la energía limpia sin renunciar al rugido de las ocho válvulas. Y eso -no las válvulas y el rugido, sino la salvación del espítitu deportivo del motor y su sonido, es una gran ventaja a favor de los e-combustibles.
Las decisiones políticas
Y después de la ecología, la economía y la industria, las políticas nacionales y regionales (como la de la UE), serán capitales en el futuro de estas dos soluciones. La electricidad cuenta con el apoyo de la mayoría de los países europeos por considerarse la forma más eficaz y rápida de ser neutrales en carbono en 2050. Y el e-combustible es favorito de algunos países, como Alemania y Chile, que ven en él una oportunidad industrial y una solución de transición para la adaptación más progresiva de los fabricantes.
¿Y si hacemos convivir los dos sistemas?
Vistas las defensas de unos y otros países no es probable que haya una decisión salomónica que barra del mapa a uno de los dos sistemas. Así que por el bien de la industria -12 años vista es un suspiro para sustituir las cadenas de producción de las fábricas- podemos imaginar que habrá una convivencia de coches eléctricos y e-combustibles.
Probablemente los coches pequeños y urbanos serán mayoritariamente eléctricos y los coches deportivos querrán seguir rugiendo un poco. También el transporte de mercancías, el naval y el aéreo tendrán más fácil pasar a e-combustible porque mover un Airbus 380 con baterías enchufables pinta complicado.
Las marcas deportivas hablan claro
Ya está en marcha la «e-fuel alliance», un grupo de presión de los fabricantes alemanes de automóviles que quieren apoyar con fuerza la producción de combustibles sintéticos líquidos neutros en CO2. Porsche es parte de ese grupo de trabajo.
«Actualmente circulan más de 1.300 millones de vehículos con motor de combustión en el mundo», afirma Michael Steiner, del comité ejecutivo de investigación y desarrollo de Porsche, en un comunicado de prensa. «Muchos de ellos seguirán circulando en las próximas décadas, y el e-combustible ofrece a sus actuales propietarios una alternativa casi climáticamente neutra».
Leyendo esto -que seguro comparte el resto de grandes marcas deportivas- nos huele que ambas fuentes de energía están condenadas a mantenerse.
Edición BE OnLoop sobre artículo íntegro de Romain Vitt e informaciones de Science et Avenir