EL CARACOL, compañero del jardín
Pone a raya a larvas y huevos de insectos que no te gustarán
Como en la Naturaleza, tu jardín es un ecosistema en equilibrio y cada vecino tiene su misión. Salvo que hablemos de plagas, es raro que un animal en tu jardín no cumpla una labor necesaria. Como el caracol.
Para empezar, si tienes caracoles en tu jardín es porque tu suelo es de buena calidad. El caracol detecta en segundos cualquier rastro de elementos químicos o contaminantes en general. Y vale, se come algunas hojas de tus lechugas. Pero también se zampa a las lombrices, a las babosas pequeñas, larvas de insectos y huevos de varias especies. O sea que en realidad tu caracol se merece un sueldo.
El caracol come bichos y es comido
Hay caracoles más veganos, que prefieren alimentarse de madera mohosa, de restos de plantas y hasta de las setas y hongos. Unos y otros -porque además verás al menos del especies distintas- cumplen con el papel de mantener el equilibrio de las cosas en tu huerto o jardín
El caracol contribuye al equilibrio del jardín.
¿Y quién regula la población de caracoles si aunque sean amigos tuyos empiezan a ser demasiado numerosos y ponen en peligro a tus plantas? Pues es buena idea atraer a pájaros de ciertas especies, como la urraca, el tordo, que los zampan. Sapos y ranas también comen caracoles.
Si tienes caracoles en tu jardín es porque tu suelo es de buena calidad. El caracol detecta en segundos cualquier rastro de elementos químicos
Por tu parte puedes evitar que los caracoles se suban a tus plantas, por ejemplo haciendo un cerco de posos de café. En cuanto toquen el café con su pie musculoso y baboso dará marcha atrás.
Cómo se reproducen los caracoles
El caracol es hermafrodita. Tiene dos órganos sexuales, uno masculino y otro femenino, necesarios para reproducirse. Como son sordos y miopes totales, necesitan encontrar a su próxima pareja siguiendo la película de baba. Cuando la encuentran se dedican a moverse enganchados durante varias horas, y se clavan mutuamente su aguijón del amor, cuya baba está llena de hormonas que contienen la carga genética.
Unos días después hacen un hoyo en el suelo en el que van a poner entre veinte y cien huevos, que eclosionan a los quince días y serán adultos dos años más tarde. La puesta de huevos se realiza hasta seis veces al año.
Edición BE OnLoop