
ERIZOS: cómo protegerlos en entornos urbanos y rurales
Descubre cómo viven entre nosotros estos fascinantes animales y qué podemos hacer para protegerlos
Sales al jardín o paseas por un parque al anochecer. Algo cruje entre las hojas. Miras con atención y ahí está: una pequeña bola de púas, discreta, casi invisible, que continúa su camino sin apenas notarte. Cada otoño, los erizos se hacen más visibles. No es casualidad. Es la época en la que buscan alimento con más intensidad para prepararse para el invierno. Lo hacen sin molestar a nadie, cumpliendo su función en silencio y a su ritmo.
Lo sorprendente es que cada vez conviven más cerca de nosotros. Puede que ya tengas uno en tu vecindario sin saberlo. Y conocerlo mejor es el primer paso para protegerlo.

¿Dónde viven los erizos y por qué los vemos más en otoño?
Los erizos son animales solitarios, nocturnos y muy discretos. En la península ibérica podemos encontrar dos especies: el erizo europeo y el erizo moruno. Aunque tradicionalmente han habitado zonas rurales, cada vez es más común verlos en entornos urbanos, sobre todo en jardines, huertos, parques y áreas residenciales con vegetación.
Durante los meses cálidos, los erizos permanecen activos por las noches, en busca de alimento. Pero es en otoño cuando su actividad aumenta notablemente. Necesitan ganar peso para sobrevivir al letargo invernal, un estado similar a la hibernación, que puede durar varios meses.
Este incremento en su movimiento los hace más visibles. Es habitual encontrarlos en zonas verdes al anochecer, rebuscando entre hojas secas o cruzando caminos. Aunque apenas los veamos, están ahí, adaptándose con habilidad a un mundo cada vez más transformado por los humanos.
¿Qué hacer si encuentras un erizo?
Ver un erizo en libertad siempre es una buena señal. Son animales discretos, que solo aparecen en entornos donde aún hay refugio, alimento y tranquilidad. Si lo encuentras por la noche, caminando con normalidad, no necesita ayuda. Puedes observarlo desde una distancia prudente, pero sin tocarlo ni intentar alimentarlo.
Ahora bien, hay situaciones en las que sí conviene intervenir. Estas son las principales señales de alarma:
- El erizo aparece durante el día, desorientado o expuesto al sol.
- Tiene heridas visibles, parásitos o está muy delgado.
- Permanece quieto durante horas o no reacciona al acercarse.
En esos casos, lo más adecuado es contactar con un centro de recuperación de fauna silvestre o llamar al 112. Ellos te indicarán cómo actuar sin poner en riesgo al animal.
Evita intentar cuidarlo en casa. Aunque sean inofensivos y parezcan domesticables, los erizos son fauna protegida. Retenerlos sin autorización puede perjudicar su salud y generar estrés innecesario.
Por último, nunca les des leche ni pan, aunque a menudo se mencione como algo habitual. Son alimentos perjudiciales para su sistema digestivo. Si el centro lo aprueba, puedes ofrecerle agua y, en casos puntuales, algo de pienso húmedo específico para animales insectívoros.

Cómo podemos ayudar a los erizos desde casa
Aunque los erizos saben valerse por sí mismos, el entorno urbano y agrícola actual les pone las cosas difíciles. Por eso, pequeños gestos desde nuestros hogares pueden marcar una gran diferencia.
Estas son algunas acciones sencillas que puedes aplicar en tu jardín o terraza:
- Deja rincones salvajes: Montones de hojas, troncos o arbustos densos les sirven de refugio natural.
- Evita pesticidas y herbicidas: Los productos químicos reducen sus fuentes de alimento y afectan directamente a su salud.
- Ten cuidado con las herramientas de jardín: Cortacéspedes y desbrozadoras son una amenaza silenciosa. Antes de usarlas, revisa el terreno.
- Tapa pozos y desagües: Son trampas comunes donde los erizos pueden caer y no lograr salir.
- Facilita el paso entre parcelas: Pequeños huecos en vallas o muros permiten que se desplacen libremente.
También puedes construir un refugio específico para ellos con materiales simples. Una caja de madera con entrada lateral, colocada en un lugar tranquilo, puede convertirse en su casa de invierno.
Cada una de estas acciones contribuye a crear espacios más seguros y accesibles para una especie que, aunque resistente, necesita de nuestra colaboración para seguir entre nosotros.
Curiosidades sobre los erizos que no sabías
Aunque su aspecto es bien reconocible, hay muchas cosas que sorprenden cuando uno se detiene a conocerlos mejor. Aquí tienes algunos datos que hacen de los erizos animales realmente fascinantes:
- Pueden recorrer hasta 3 km en una sola noche. A pesar de su tamaño, son grandes exploradores cuando cae el sol.
- Tienen más de 5.000 púas. Cada una está hecha de queratina, como nuestras uñas, y se renuevan de forma natural.
- No hibernan todos igual. Algunas especies, como el erizo común europeo, entran en letargo en invierno. Otras, como el erizo moruno, son más activos si el clima es suave.
- Tienen un excelente sentido del olfato. Lo usan para encontrar alimento bajo tierra, detectar peligros y orientarse en la oscuridad.
- Protagonizan un comportamiento único llamado “auto-ungimiento”. Cuando descubren un olor nuevo, lo mastican y se lo frotan por el cuerpo. No se sabe con certeza por qué lo hacen, pero se cree que es una forma de camuflaje o protección.
- No comen manzanas. Aunque la imagen del erizo con una manzana en la espalda es muy popular, en realidad su dieta se basa en insectos, lombrices y otros invertebrados.
- Son grandes controladores naturales de plagas. Su dieta incluye babosas, caracoles, larvas y otros invertebrados que suelen afectar a cultivos y jardines.
- Pueden detectar presas bajo tierra. Su olfato les permite encontrar larvas ocultas y pequeños insectos que otras especies pasan por alto.
- Tienen cierta resistencia al veneno de algunas serpientes. En la naturaleza pueden enfrentarse a víboras y defenderse eficazmente gracias a sus púas.

Cuidar a los erizos es también cuidar el equilibrio de nuestro entorno
Los erizos no necesitan grandes gestos. Basta con que les facilitemos espacios seguros, respetemos su ritmo y evitemos prácticas que pongan en peligro su hábitat. Lo que para nosotros es una hoja caída o un rincón sin cuidar, para ellos puede ser el refugio que les salve la vida.
Conocer a los animales que viven a nuestro alrededor es el primer paso para protegerlos. Y en el caso de los erizos, la convivencia es posible, sencilla y beneficiosa para todos. Sigue descubriendo la vida que nos rodea en nuestra sección BE nature.



