FORT BOU CHERIF, memorias del Sáhara
Al sur de Ifni, el fuerte es la puerta a Playa Blanca y la región del Drâa
El fuerte francés de Bou Cherif, levantado por la Legión Extranjera francesa en 1935, estaba situado en el margen sur del río Assaka, también llamado Noum. Era la frontera entre los territorios administrados por Francia y España en esta parte del suroeste de Marruecos en los años cincuenta. Hoy es una ruina, al sur de Ifni, y ha dado nombre a un popular hotel cercano. A dos pasos disfrutarás las arenas infinitas y la pesca en Playa Blanca. ¿Te gusta la aventura?
Un poco más hacia la embocadura del rio se encuentran las ruinas de un fuerte español levantado en tiempo de los Reyes Católicos, como otros 6 más de los que tenemos constancia escrita en esta parte de la costa occidental de Africa en un intento primero de colonizar la región.
De hecho, al otro lado del río era comenzaba el Sáhara Español. Los franceses se retiraron con la independencia de Marruecos, y los españoles tras la Marcha Verde en 1975.
El fuerte francés, muy deteriorado tras sesenta años de abandono, ocupa un promontorio que vigilaba el rio Assaka y el cruce de caminos que coincidían en ese punto.
El Complejo Turístico Fort Bou Cherif
Hace ya treinta años adoptó el nombre del fuerte un agradable hotel al que llegamos tras más de cien kilómetros de pistas de tierra. Es parada de todos los aventureros que pasan por esta zona cercana a Playa Blanca. De hecho, hasta los aviones militares marroquíes aterrizaban en una pista polvorienta que hoy es parte del hotel. Y su creador fue un piloto de rally que en un check-point se enamoró de este enclave y compró el terreno. Comenzó admitiendo autocaravanas y montó unas primeras jaimas, las tiendas bereberes.
La cocina bereber en Bou Cherif
Aquí el lujo son los silencios, el ambiente auténtico de un rincón que vive al margen del mundo. Y la cocina, esa cocina bruta y genial, que es la verdura de brasa, el cordero asado –mechoui es el más fino-, el cuscús.
En Navidad, muchos franceses y otros centroeuropeos bajan a este hotelito de Plage Blanche a evitar el acoso comercial de las fechas del final del año. Aquí en realidad se vive un ambiente navideño mucho más riguroso, en compañía de desconocidos vinculados por el amor a la naturaleza, al desierto y al mar.
Playa Blanca y el río Aoreorá
Hoy tiene quince habitaciones, un restaurante y una zona de camping. Y desde aquí la excursión estrella para varios días es salir a Playa Blanca, recorrerla kilómetros hacia el sur hasta el río Aoreorá, al que bajan a beber los dromedarios de los caravaneros de la comarca. Todo Playa Blanca es un paraíso para los pescadores de caña, y el hotel Fort Bou Cherif es la base de todos los aventureros desde hace cuarenta años.
Buscadores de serpientes
El periodista Jacinto Antón escribe en 2012 en El País, a propósito de cazadores de serpientes y otros aventureros: “…Pallejá me explicó una misteriosa historia digna de Kipling. Omar ha desaparecido y dicen que se ha convertido en serpiente”.
El escritor me había hablado ya de Omar -sigue Antón-, al que conoció en uno de sus aventureros viajes en moto por el norte de África, almorzando un día en el Giardinetto. Era un encantador de serpientes, un aisaui, como los llaman en Marruecos, que vivía en en una chabola en Fort Bou Jerif, en Guelmín, la puerta del Sáhara y el centro principal de la caza de serpientes para manipularlas. Era europeo y se decía que hijo de un oficial nazi refugiado”.
Era un encantador de serpientes, un aisaui, como los llaman en Marruecos, que vivía en en una chabola en Fort Bou Jerif.
Cobras y víboras cornudas
“El biólogo José Antonio Valverde habla de algunos aisaui famosos a los que conoció en sus expediciones, como el viejo Nayi Mohammed, que se amputó él mismo un dedo con su azadón al morderle una cobra a la que molestó mientras copulaba (la cobra), o Alí el loco. La muerte – anota el profesor Valverde-, no es rara en la profesión”.
Según Pallejá, se parecía a Peter O’Toole en su avatar de Lawrence de Arabia. “Convivía con montones de serpientes, aseguraba que las cobras son listas como perros y en cambio las víboras cornudas estúpidas, ¡qué cosa!”.
Yo mismo conocí al profesor Valverde, el padre de Doñana, en su despacho de Sevilla. Conocí sus aventuras por el Mahgreb, y leer este pasaje me emociona, hace más grandes la leyenda de Bou Cherif y las aventuras medioambientales de Valverde.
Un paraíso para las motos
El complejo de Bou Cherif es bien conocido, por ejemplo, por los clubes de motos enduro, que encuentran aquí todo el espacio que en sus países no existe. Aquí no hay carreteras ni autopistas, no hay barreras físicas más allá de las olas. Y el hotel se convierte en la base de muchas expediciones como las de algunos clubes de enduro en Suiza, Francia o Italia.
Los clubes españoles lo tienen más fácil, claro. Empresas como Enduroxplorer tienen en Marruecos un paraíso ideal. No te pierdas el vídeo de este enlace.
Y si te gustan los viajes de aventura a lomos de camiones y vehículos adaptados para la Naturaleza adversa, en la web de Ufftour dos parejas a las que les gusta viajar con sus vehículos -“ufftour” como dicen en el Sarre alemán- te cuentan sobre sus viajes y la transformación de sus vehículos.
Pablo Ramón