FRANCIA planea 750.000 km de setos para ganar biodiversidad
El campo francés eliminó setos desde 1950 y los quiere recuperar
La agricultura intensiva ha dañado enormemente la biodiversidad de Francia. Los interminables campos de colza, cebada, girasol y muchos otros cultivos han acabado con miles de kilómetros de setos, los bocages. Una asociación planea recuperar esos setos de zarza, líneas de juncos y arbustos, lugar de cría de millones de pájaros y muchos mamíferos silvestres.
Planteurs d’Avenir -Plantadores de futuro- es la asociación que quiere recuperar con plantaciones masivas los millones de setos que Francia ha perdido, arrasados por la agricultura mecanizada desde los años sesenta.
El empresario ecológico Maxime de Rostolan, fundador de esta asociación, se propone ir adelante con el proyecto. Para salvar la biodiversidad, al clima local y a los agricultores tradicionales. Recuperar los setos para volver a ver los tradicionales bocages del campo francés.
Los precursores de La Mancha
No es la primera iniciativa. Ya en la región de La Mancha ha habido planes de apoyo a la restauración cuando fueron conscientes de que más de 20.000 kilómetros de setos habían desaparecido desde 1950. Y un «Plan Setos» se ha desarrollado entre 2017 y 2021.
«Los setos que más carbono almacenan son los setos maduros de varias capas, que pueden ofrecer un potencial de 3T CO2/km/año. Los agricultores se comprometen a un proyecto de 10 años y se contratará un máximo de 10 km de setos por explotación», se leía en ese plan de la región de Calais.
Los setos son agricultura regenerativa
En realidad, el objetivo de Planteurs d´Avenir es un paso adelante por la agricultura regenerativa a media escala. Una revolución agronómica, recuperar el paisaje agrícola francés surcado por setos que contribuían a preservar la biodiversidad al dar abrigo a cientos de especies de insectos, roedores y aves. E incluso caza mayor como el jabalí o el corzo.
La mecanización arrancó 1,4 millones de km
La productividad y la agricultura intensiva arrasaron desde los años 70 los bocages para despejar grandes zonas verdes más accesibles a la agricultura mecanizada. Se arrancaron 1,4 millones de kilómetros de setos. Aún en la actualidad cada año se arrancan 10.000 kilómetros para crear esas grandes parcelas más rentables. Y Planteurs d´Avenir se proponen revertir esa realidad indeseable.
«Salvo que, para luchar contra el calentamiento climático, habría que replantar 750.000 kilómetros de setos en los próximos treinta años», señala al semanario L´Observateur el empresario Maxime de Rostolan.
Subvención y socios privados financian 5 viveros
La asociación ha consiguido una subvención estatal inicial de 185.000 euros, desembolsados por la Oficina Francesa de Biodiversidad. La misma cantidad la han aportado socios privados. Y con ese fondo de 370.000 euros se están creando cinco incubadoras de arbustos repartidas por toda Francia.
La primera ya ha abierto en Martillac (Gironde), en la región vinícola de Pessac-Léognan. Está preparando los semilleros de estos arbustos autóctonos esta próxima primavera para luego enraizarlos en las lindes de las tierras de cultivo. Se espera llegar al medio millón de arbustos por año.
El ecosistema de los setos
Los setos son esenciales para los ecosistemas agrícolas: «Capturan CO2 de forma natural. Fortalecen el suelo, que se vuelve más resistente a la erosión y evitan los corrimientos de tierra. Contribuyen a mejorar el ciclo del agua y el equilibrio de los microorganismos subterráneos, especialmente los hongos. Y los setos son la casa de millones de animales… Además, bien elegidos pueden proteger de forma natural los cultivos de ciertas plagas», explica Maxime de Rostolan.
Treinta años de proyectos
Los «Plantadores» son optimistas. Mathias Gaillard, uno de sus mimebros más activos apostilla: «Vemos que el mundo vitivinícola, aquí en la región de Burdeos, está tomando conciencia de la importancia de volver a tener setos. Sobre todo cuando el negocio sufre heladas o sequías».
Edición BE OnLoop con información de Planteur d´Avenir, Le Nouvel Observateur, La Dépêche y Office Française de Biodiversité