FRUTO DE BAOBAB para el mercado europeo
Un agrónomo coordina a 1.500 campesinos en su empresa social
Un ingeniero agrónomo francés afincado en Senegal desde 2004 es el promotor de una empresa agrícola que procesa el fruto del baobab, Baobab des Saveurs, y de otras plantas locales que nos encantan. Los frutos, que asemejan pequeños melones de color amarillento colgando de sus ramas, son vaciados de semillas, que se muelen para obtener un polvo que se reconstituye con agua para ser consumido en cualquier parte del mundo.
Pierre Gilles Comméat no es un recién llegado. Lleva en Senegal dieciocho años y es uno de los miles de franceses que han encontrado en esta costa africana un entorno menos estresante que los países europeos avanzados. Y en su caso, un enorme espacio en el que aplicar técnicas de agronomía.
La bebida nutriente más popular
Del baobab se hace una bebida densa batiendo con agua las semillas gelatinosas de su fruto. Es un alimento muy popular en todos los países en los que el baobab existe, que son todos los del trópico y el Ecuador africano y Madagascar.
Recogiendo frutos de baobab para la fábrica
En el vídeo que te mostramos, de la cadena pública francesa France 24, se explica la recolección del baobab y el proceso al que someten al interior del fruto en la pequeña fábrica de Pierre Gilles. En este caso son frutos últimos del árbol, tras que ha perdido las hojas a poco de la llegada del otoño.
Productores ecológicos en Senegal desde 2010
La empresa social de Pierre Gilles, Baobab des saveurs -Baobab de sabores-, organiza a 1.500 productores y recolectores de baobab en Senegal. “Estamos certificados como producción ecológica desde 2010. A lo largo de los años hemos ido añadiendo productos, palmera datilera del desierto, kinkeliba, hibiscus, y ahora aún con más fuerza el baobab”, comenta Pierre Gilles.
Polvo de baobab para Europa
Todo el producto se bate para retirar las semillas duras, y el resto de la masa se moltura para obtener polvo seco, que se envasa y se exporta, principalmente a Francia, donde vive una gran comunidad senegalesa. También conocimos hace unos años intentos de importar a España la pulpa de baobab para reconstituir los zumos. Pero hoy es un producto que sólo encontramos en ciudades principales, donde hay tiendas de alimentación africana, cada vez más frecuentes. Te recomendamos visitarlas, porque hay cosas fantásticas.
En Baobab des Saveurs también producen hoja y polvo de hibisco, de moringa… echa un vistazo a la boutique.
En Madrid, en el barrio de Lavapiés, tienes la tienda El Fruto del Baobab, con todo tipo de productos sobre nuestro árbol.
Precios dignos y alta plusvalía
Como recoge el documental, el género en bruto es pagado a los agricultores a 0,60 euros el kilo, y en los comentarios que recoge el canal Youtube muchos recuerdan que el precio es diez veces más alto en los supermercados franceses. Son muchos también los que se preguntan por qué estas iniciativas no surgen directamente en manos de empresarios locales como Pierre Gilles.
Baobab Guardians, desde Suráfrica
Pero Pierre Gilles no está solo. En Suráfrica, por ejemplo, el proyecto Baobab Guardians comenzó en 2014 desde la Baobab Foundation y trabaja con la población local de las aldeas para plantar y cultivar plantones de baobab hasta que tengan la altura suficiente para estar a salvo del ramoneo de los animales domésticos.
En los paisajes rurales, las cabras son especialmente dañinas para los plantones de baobab, que no sobreviven si no se les protege. Hasta hoy, el proyecto Baobab Guardians ha plantado con éxito más de cien baobabs en aldeas del país. Son el relevo del árbol en el territorio.
En cualquier caso, la iniciativa de Pierre Gilles en Senegal ha llegado tras esos dieciocho años de trabajo como ingeniero agrónomo en el terreno. No es un empresario arribista. Sólo ha puesto su saber hacer profesional a un campo que seguía ignorado a pesar de su demanda en el mercado europeo.
Prueba el zumo de baobab
El sabor del puré o del zumo de baobab -depende de cuánta agua le añadas- es ligeramente dulce y forma parte de esos sabores étnicos que, como la horchata en España, o incluso algunos caramelos o galletas típicas, no gusta a todos. El paladar, senegalés o español, guarda matices locales, y a veces no apreciamos con el mismo entusiasmo los sabores culturales de otros lugares.
No dejes de probarlo. Ya somos consumidores globales, ¿no?
Lluís Alamany