HONGO DE LA MIEL: el ser vivo más grande del mundo

La armillaria ostoyae es el ser más extenso del planeta y está oculto bajo tierra

En las profundidades del Bosque Nacional de Malheur, en Oregón (EE. UU.), se esconde uno de los secretos mejor guardados de la naturaleza: un hongo que ha alcanzado dimensiones colosales sin que apenas podamos verlo. Se trata de Armillaria ostoyae, más conocido como el hongo de la miel. Su apariencia, con pequeñas setas doradas que brotan del suelo, no revela la realidad: bajo tierra, este organismo ha desarrollado una red de micelio que se extiende por más de 965 hectáreas. Eso equivale a más de 1.600 campos de fútbol conectados por un solo ser vivo.

Este superorganismo pesa hasta 35.000 toneladas y podría tener entre 2.000 y 8.000 años de antigüedad, convirtiéndose no solo en el organismo más grande, sino también en uno de los más longevos del planeta.

¿Qué es realmente el hongo de la miel?

El nombre Armillaria ostoyae puede parecer complejo, pero su funcionamiento es sencillo y sorprendente. Este hongo actúa como un parásito, atacando principalmente a las raíces de los árboles. Lo visible son las setas que brotan en la superficie, pero su verdadera estructura está en el subsuelo, formada por un entramado de filamentos llamados micelio.

Este sistema subterráneo funciona como una red viva que se expande silenciosamente y mantiene la conexión entre distintos puntos del bosque. Aunque lo vemos como un único ser, en realidad se comporta como una comunidad coordinada capaz de regenerarse, extenderse y adaptarse a su entorno.

Fue descubierto a finales de los años noventa, cuando un equipo de investigadores del Servicio Forestal de EE. UU. se preguntó por qué una gran cantidad de árboles morían sin causa aparente. El análisis del ADN de los hongos presentes en la zona reveló que todos pertenecían al mismo individuo. Habían encontrado un gigante vivo, una criatura que crece con paciencia y que domina el subsuelo desde hace milenios.

Vista panorámica del Bosque Nacional de Malheur, hogar del hongo de la miel./ Imagen: Envato
Vista panorámica del Bosque Nacional de Malheur, hogar del hongo de la miel./ Imagen: Envato

¿Es más grande que la ballena azul?

Durante mucho tiempo se pensó que la ballena azul era el ser más imponente del planeta. Con más de 30 metros de longitud y hasta 180 toneladas de peso, sigue siendo el animal más grande conocido. Sin embargo, la diferencia entre un animal y un organismo vivo es clave: el hongo de la miel, aunque menos visible, tiene una masa mucho mayor, cubre una superficie mucho más amplia y, además, está compuesto por una red biológica continua que se comporta como un único ser.

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También se suele comparar al hongo con otras formas de vida gigantes, como la Posidonia oceanica, una planta marina que forma praderas submarinas de más de 15 kilómetros y que podría superar los 100.000 años de edad. Aunque su longevidad es impresionante, su masa no se acerca a la del Armillaria ostoyae. En términos de extensión y peso, el hongo sigue siendo el rey indiscutible.

¿Por qué es tan importante este hongo?

La magnitud de este organismo es asombrosa, pero su valor va mucho más allá del tamaño. Armillaria ostoyae representa una oportunidad única para estudiar la vida subterránea, los vínculos ocultos entre especies y el funcionamiento interno de los ecosistemas forestales.

Aunque puede considerarse un patógeno por atacar las raíces de los árboles, también cumple una función vital: recicla materia orgánica, facilita el desarrollo de otras especies y contribuye a mantener el equilibrio natural del bosque. Es un recordatorio de que incluso los organismos más destructivos pueden tener un papel regenerador en la naturaleza.

Además, la longevidad del hongo y su capacidad de adaptación ofrecen información clave para la ciencia. Comprender cómo ha sobrevivido durante miles de años puede inspirar nuevas estrategias en conservación, agricultura y gestión de ecosistemas.

Bosque 'afectado' por Armillaria ostoyae, un hongo que también cumple funciones ecológicas esenciales./ Imagen: Envato
Bosque ‘afectado’ por Armillaria ostoyae, un hongo que también cumple funciones ecológicas esenciales./ Imagen: Envato

¿Qué podemos aprender del organismo más grande del mundo?

La existencia del hongo de la miel nos invita a reflexionar sobre nuestra visión de la naturaleza. Nos enseña que la vida más impresionante no siempre se ve a simple vista, y que los organismos más importantes pueden actuar en silencio, trabajando bajo tierra para sostener la vida en la superficie.

Este superorganismo también pone sobre la mesa una nueva definición de lo que significa “ser vivo”. No se trata solo de tener un cuerpo único y visible, sino de mantener una estructura interconectada y coherente a lo largo del tiempo, que se adapta al entorno y cumple una función esencial en su ecosistema.

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Una lección de humildad bajo nuestros pies

En tiempos donde los cambios climáticos y la pérdida de biodiversidad dominan los titulares, historias como la del Armillaria ostoyae nos recuerdan que aún queda mucho por descubrir en el mundo natural. Que existen gigantes invisibles que han sostenido la vida durante siglos y que pueden enseñarnos cómo hacerlo de forma más sabia.

¿Te ha sorprendido este superorganismo? Entonces no te pierdas más historias fascinantes sobre la naturaleza en nuestra sección BEnature, donde cada artículo es una invitación a ver el mundo con otros ojos.

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