KAKAPO, el tierno pájaro tonto
Llama tan fuerte a la hembra que el sonido rebota y no se encuentran
¿Puede un animal desaparecer del planeta por ingenuo? La respuesta podría ser que sí, la falta de inteligencia es un problema porque de ella depende el saber salir de situaciones peligrosas, por ejemplo. El Kakapo es el más grande de los loros, pesa cuatro kilos, no vuela y vive 90 años -si no se lo come nadie antes-. Pero la verdad es que la historia de Nueva Zelanda le ha complicado mucho la vida.
El loro kakapo vive en Nueva Zelanda, es nocturno y en parte está en peligro de extinción por su falta de neuronas. Ha sabido esquivar las teorías de la Evolución de Darwin que vienen a decir que sólo los más fuertes o inteligentes sobreviven en el ecosistema. Y el Departamento de Conservación neozelandés lleva a cabo un fantástico programa de rescate de la especie, Kakapo Recovery.
Sin depredadores no desarrolló defensas
El asunto es que estos loros evolucionaron en una región en la que no había depredadores y que estaba llena de comida. Sin amenazas, no tenían razones para entrenar a su cerebro en tácticas de defensa.
Por no defenderse, ni aprendió a volar, así que cuando asustes a un pobre Kakapo las opciones son dos: una, se quedará quieto porque intuye eres majete. O dos: se subirá trepando a una rama de árbol o a un tejado, y cuando salte… se estrellará contra el suelo en una escena que provocará piedad.
Si asustas a un loro Kakapo, o se quedará quieto porque intuye que eres buena gente o subirá trepando a una rama de árbol o a un tejado, y cuando salte… se estrellará contra el suelo
Lo más probable si te acercas a un kakapo es que el pájaro se acerque a ti y te salude. Y también es probable que tras el saludo intente mantener relaciones sexuales contigo. Porque la vida real les trata mal en el amor, también por su falta de luces. Te contamos por qué.
Kakapo busca kakapa
La hembra del loro Kakapo se reproduce cada 3 o 4 años, sólo cuando consigue acumular una buena cosecha de bayas rojas de rimu para mantenerse. Eso es inteligente, sobre todo pensando en el alimento para los pollos.
Pero el apareamiento falla a menudo, piensan algunos que por la falta de inteligencia de nuestro gran loro. Y es que el macho, para atraer a las hembras, prepara una zona de apareamiento cavando un agujero amplio en el suelo.
Y cuando termina llama a las hembras con un graznido tan potente que es como las ambulancias españolas, no hay forma de saber por dónde vienen. Muchas veces se observa a una hembra de kakapo despistada, dando vueltas por una zona equivocada. Y se le pasa el arroz y se pierde la camada.
Si eso ocurre, un machos desesperado es capaz de trepar por la pata de una oveja o de ti si te ha visto y se ha acercado, como decíamos antes, para saludar y este caso acosarte sexualmente.
Los depredadores actuales
La historia ha sido cruel porque el kakapo, que vivía sin depredadores hace dos siglos, fue recibiendo visitantes inesperados. Las ratas llegaron en los barcos de comercio, gatos y perros acompañaron a los humanos y los voraces cerdos no se lo piensan dos veces si un kakapo se acerca a saludar.
Los conejos se hicieron plaga en Nueva Zelanda y se comían el alimento de los kakapos, y los europeos para acabar con la plaga soltaron hurones y comadrejas… que también se comieron los huevos de los nidos de kakapo. Un absoluto desastre que se pudo evitar trasladando a los pocos supervivientes a islas menores en las que han ido reproduciéndose sin accidentes.
El resultado es que hoy, tras veinte años de recuperación de la especie -en 2000 sólo quedaban 30 y los investigadores les habían puesto nombre propio a cada uno- viven en Nueva Zelanda 160 ejemplares. Y para colmo en los últimos meses están siendo víctimas de una enfermedad respiratoria, la aspergilosis, causada por el hongo aspergillus.
Definitivamente este pájaro nos ha llegado al corazón. Si quieres ayudar a la recuperación de la especie puedes hacerlo en www.kakaporecovery.org.nz
Lluis Alamany