
LA MIELGA: el banco de semillas históricas que demuestra otra forma de cultivar
Un proyecto rural que rescata la biodiversidad agrícola con técnicas sostenibles y sin riego
En mi constante búsqueda de proyectos que encarnan la sostenibilidad y el respeto por la tierra, me encontré con La Mielga, una huerta ubicada en Villalcázar de Sirga, Palencia, que guarda un auténtico tesoro genético. Emilio Medina es quien está detrás de esta iniciativa, y su trabajo merece ser conocido.
En un momento en el que la biodiversidad agrícola se reduce y el cambio climático pone a prueba la manera en que producimos alimentos, La Mielga ofrece una alternativa real, sencilla y poderosa: volver a las raíces. Cultivar con sentido, sin químicos ni regadío intensivo, recuperando semillas que casi habían desaparecido.
Emilio es un ejemplo de cómo, desde lo local, se puede generar un impacto positivo en el planeta. Su labor es inspiradora para quienes creemos en una agricultura más humana, conectada con la naturaleza y los conocimientos tradicionales.

El trabajo de Emilio Medina en Villalcázar de Sirga
Desde 2017, Emilio Medina cultiva en su huerta más de 500 variedades distintas de tomates, ajos, cebollas y otras hortalizas. Todas proceden de semillas antiguas, muchas de ellas a punto de perderse. Con paciencia y saber hacer, ha conseguido revitalizarlas, creando un banco de semillas vivas en pleno corazón de Tierra de Campos.
Cada variedad tiene una historia, y Emilio se ha propuesto conservarlas todas. Sus cultivos destacan no solo por su sabor, color o textura, sino porque representan una forma de hacer las cosas que prioriza la calidad, el respeto al entorno y la recuperación del saber campesino.
Cultivo en secano y técnicas sostenibles en La Mielga
Uno de los aspectos más valiosos del proyecto es el uso del cultivo en secano. Emilio aprovecha las lluvias estacionales y cuida la estructura del suelo con acolchados de paja, rotación de cultivos y abonos verdes. Estas técnicas regenerativas permiten cultivar sin agotar recursos naturales, manteniendo la fertilidad del terreno de forma natural.
Este tipo de agricultura no solo es eficiente, también potencia el sabor y la textura de los productos. Prueba de ello son los reconocimientos que ha recibido en certámenes como el Festival del Tomate de Torrelavega, donde han premiado algunas de sus variedades más especiales, como el “Midnight Sun” y el “Brad’s Atomic Grape”.
Educación, divulgación y conexión con el territorio
Más allá del cultivo, Emilio utiliza su proyecto como una herramienta para educar y compartir. A través de su cuenta de Instagram @lamielga, muestra el día a día en la huerta, explica sus técnicas y relata la historia de cada semilla con cercanía y entusiasmo.
En su catálogo también encontramos variedades de ajos y escaluñas casi desaparecidas, como el ajo elefante de Albacete o la escaluña de Melide. Estas especies no solo aportan diversidad genética y nutricional, sino que están perfectamente adaptadas al clima local, lo que demuestra el valor de recuperar técnicas y cultivos que ya funcionaban antes de la agricultura intensiva.

Sembrando el cambio desde lo rural
La historia de La Mielga demuestra que no hace falta ser una gran empresa ni contar con miles de hectáreas para marcar la diferencia. Con compromiso, conocimiento y amor por la tierra, Emilio Medina ha creado un modelo de agricultura que cuida del entorno, de las personas y del futuro.
Desde BEonloop celebramos estas iniciativas que transforman desde lo pequeño. Si alguna vez te has preguntado a qué sabía el tomate de antes, puede que la respuesta esté en Villasirga.
¿Te ha inspirado esta historia? Descubre más proyectos como este en nuestra sección BEgreen, donde las buenas ideas crecen como semillas bien sembradas.