LA TIERRA de tus plantas
Arcillosas, limosas o arenosas retienen el agua de distinta manera
Para que tus plantas crezcan bien es fundamental que sepas qué tipo de suelo domina en tus macetas y tu jardín. Te damos pistas para que cultives con éxito con la tierra de tus plantas.
Los suelos tienen composiciones distintas de arcilla, limo, arena y humus. Las proporciones determinan su naturaleza dominante. Por tanto ser arcillosos, limosos o arenosos, por resumir. Su textura, su pH, y su capacidad de retener el agua están en relación con esa composición.
Cómo es tu suelo
Tendrás que ver la textura de la tierra al tacto con las manos, cogiéndola y apretándola, el color principal sin estar especialmente mojada y mejor si te fijas en qué plantas brotan de manera espontánea en ella.
¿Cómo saber la dominancia del suelo de tu jardín o de la tierra de tus plantas? No vas a invertir en hacer un análisis de laboratorio. Porque en los centros de jardinería vas a encontrar unos prácticos kits que aproximan a su pH y a su nivel de fertilidad. De todas formas no hablamos de microbiología, y con una sencilla observación de algunas características te puedes apañar bastante bien.
Suelos arcillosos
Fáciles de reconocer, no es buena cosa tener este tipo de suelo. Producen una tierra pesada y pegajosa cuando llueve -cuesta horrores quitártela de la suela de las botas- y que se agrieta mucho cuando se seca. Si la riegas tarda en absorber el agua, y de hecho en grandes extensiones el agua casi pasa por encima, porque actúa como una placa impermeable. Haz una prueba, forma una bola con esa tierra y ve chafándola moviendo las palmas de las manos para hacer una torta. Cuanto más fina puedas hacerla sin que se rompa, más arcilla tiene.
Eso no quiere decir que no puedas plantar nada, cada suelo tiene su capa vegetal asociada. Hay muchos árboles de suelos arcillosos, propios de las riberas de los ríos, por ejemplo. Chopos, abedules y alisos, por ejemplo. Muchas plantas con y sin flor como los lirios, bambúes y helechos.
Suelos limosos
Se trata de una buena tierra,que retiene bien el agua y que puedes enriquecer y airear sembrando un abono verde antes del invierno. Son tierras entre neutras y ligeramente ácidas. Si haces la prueba de formar una torta en las manos, se te romperá en pedazos de más o menos un centímetro.
En los suelos limosos puede crecer casi todos los tipos de árboles y plantas, excepto las amigas del desierto. Crecen bien los sauces, las encinas, o los álamos que también vemos cerca de ríos. Entre las plantas amigas de este suelo están plantar tenemos arroz la lechuga y alcachofas. Es el suelo más universal en las zonas agrícolas de la Península Ibérica.
Suelos arenosos
Es un suelo ligero, que retiene poco tiempo el agua, porque drena rápidamente. Con este suelo no podrás hacer el intento de la tortita entre las manos, es un suelo que se deshace. En este suelo se producen cosechas de corta duración, a diferencia de un suelo arcilloso, su opuesto. Patatas, zanahorias, ajos y cebollas…
A los cáctus les encantan los suelos arenosos. De hecho sobreviven bien porque aunque el agua atraviesa la tierra en un suspiro, las cactáceas y suculentas las retienen y acumulan sin problema.
¿Tu suelo es calcáreo?
Los suelos calcáreos son los que acumulan sobre un 12 a 15% de carbonáto cálcico. Eso viene muy bien para plantas como la vid, que producen en ese ambiente vinos de buena graduación y de calidad. Pero solemos decir que son suelos pobres para muchos cultivos, suelos de pH básico, y eso se corrige por ejemplo añadiendo estiércol y abono verde. Son suelos pobres en materia orgánica y nitrógeno. El nitrógeno en fertilizante se puede aplicar en cualquier momento, justo antes de la plantación y hasta que tus plantas cobran buen tono.
Para saber si tu suelo es calcáreo, échale un chorrito de vinagre blanco: cuanto más efervescente sea la reacción, más calcáreo será el suelo. Y ahora, a mejorarlo. No olvides echar un vistazo a nuestro artículo sobre el sustrato de posidonia, que funciona divinamente.
Redacción BE OnLoop