LAGOS DE COVADONGA: de ruta al mirador de Ordiales

Una travesía llena de montañas, lagos y mucha naturaleza en estado puro

La travesía desde los Lagos de Covadonga hasta el mirador de Ordiales es una de esas aventuras que uno no olvida fácilmente. Este sendero, situado en el corazón de los Picos de Europa, ofrece una combinación espectacular de paisajes montañosos, praderas verdes y, cómo no, encuentros inesperados con la fauna local.

En esta ocasión, Ali y yo nos embarcamos en una caminata que resultó ser mucho más que un simple recorrido. Os contaré cómo, imitando el mugido de las vacas, acabamos con una peculiar compañera de viaje, quédate a leer nuestra historia.

Datos de la ruta desde Lagos de Covadonga al mirador de Ordiales

  • Distancia total (ida y vuelta): 21 km
  • Desnivel positivo: 800 m
  • Desnivel negativo: 800 m
  • Dificultad técnica: Media

Inicio de la ruta en Pandecarmen

Partimos temprano en la mañana, dirigiéndonos hacia los Lagos de Covadonga. Bordeamos en coche el lago Enol y subimos hacia el lago Ercina. Aparcamos el coche en Pandecarmen, aprovechando las indicaciones del lugar. Es importante notar que, en ciertas épocas del año, el acceso en vehículo puede estar restringido. De todas formas, hay transporte público. Os recomiendo usarlo.

Primeros pasos: Pozo del Alemán y Vega la Piedra

El camino comenzó a ascender y estrecharse, llevándonos a través de paisajes verdes y pedregosos. /Imagen: Daniela Grancharova

Comenzamos nuestra caminata cruzando el puente sobre el río Pomperi, donde encontramos el Pozo del Alemán, famoso por Roberto Frassinelli, el «alemán de Corao». Este pequeño pozo de unos cuatro metros de diámetro es un lugar pintoresco y lleno de historia.

Nuestra siguiente parada es Vega la Piedra, una majada típica de los Picos de Europa situada a unos 1100 metros de altitud. Este tramo inicial del recorrido que vamos a realizar en los Lagos de Covadonga es perfecto para aclimatarse y disfrutar del entorno natural.

Aquí, el ganado pastaba tranquilamente, ofreciendo un espectáculo rural que Ali disfrutó mucho./Imagen: Daniela Grancharova

Ascenso a Vegarredonda y el camino a Cueñe Cerrada

Continuamos nuestra ascensión, pasando por la majada de Rondiella y alcanzando el collado Gamonal. Desde aquí, seguimos hasta el refugio Vegarredonda, situado a 1450 metros de altura. Aprovechamos este punto para descansar y recargar nuestras botellas en la fuente del refugio, un recurso vital para los senderistas. Detrás del refugio, el camino nos llevó a través del collado del Forcau y la canal de Cueñe Cerrada.

Tal vez te interese:  DESCUBRE TRIGLAV, el parque nacional de Eslovenia
Ruta Lago de Covadonga
Esta parte, aunque desafiante, ofrece vistas espectaculares y una conexión profunda con la naturaleza, recompensando el esfuerzo realizado.

Praderas de Ordiales y el Refugio del ICONA

Pasada la canal, la ruta se volvió más suave, llevándonos a través de los campos de la Torga y el collado de Sierra Pelada. Desde este punto, pudimos divisar las praderas de Ordiales y el pico Cotalba, con el Mirador de Ordiales visible en la distancia. Aquí nos encontramos con el refugio del ICONA, un pequeño refugio en buen estado y abierto, ideal para descansar en caso de inclemencias climáticas. Decidimos pasar la noche aquí, disfrutando de un atardecer y un amanecer que quedarán en nuestra memoria como unos de los mejores que he visto en mi vida. Si queréis hacer lo mismo os recomiendo tener sacos de dormir para estar más cómodos.

El espectacular mirador de Ordiales

Por la mañana, con las pilas cargadas nos quedaba subir a nuestro destino. El Mirador de Ordiales es un balcón natural con una caída de 1750 metros, ofreciendo vistas excepcionales. Desde aquí, se puede contemplar el vasto paisaje del cordal de Ponga y, en días despejados, mucho más allá. En el mirador, encontramos la tumba de Don Pedro Pidal y Bernaldo de Quirós, el marqués de Villaviciosa de Asturias, y primer ascensionista del Pico Naranjo de Bulnes junto al pastor Gregorio Pérez, ‘El Cainejo’. Don Pedro Pidal fue también un gran defensor de la creación del Parque Nacional de los Picos de Europa, y sus restos descansan en este lugar desde 1949.

El regreso: reviviendo la aventura

Después de disfrutar de las impresionantes vistas y descansar, emprendimos el camino de regreso por la misma ruta. /imagen: Daniela Grancharova

Cada paso de vuelta estuvo lleno de recuerdos frescos de la caminata de ida, y Ali no paraba de hablar sobre las vacas, el pozo del Alemán y las vistas desde el mirador.

Nuestro encuentro con las vacas

A medida que avanzábamos por el sendero, nos encontramos con un grupo de vacas pastando tranquilamente. Siempre me ha fascinado lo tranquilas y majestuosas que parecen en su hábitat natural. Decidí hacer algo un poco tonto pero divertido: imitar el mugido de las vacas. Solté un «¡Muuuu!» bastante convincente (o eso creía yo).

Tal vez te interese:  LA RUTA DE LOS CÁTAROS cruzando el Pirineo

Para mi sorpresa, una de las vacas levantó la cabeza y me miró directamente. Repetí el mugido y, esta vez, la vaca respondió con un «¡Muuu!» más fuerte.

Miré durante unos segundos a la vaca a los ojos directamente, y para mi asombro, comenzó a caminar hacia nosotros. /Imagen: Daniela Grancharova

Una compañera inesperada

La vaca, que decidí llamar «Lola» por alguna razón, comenzó a seguirnos. Al principio, pensé que sería por unos metros, pero Lola tenía otros planes. Caminó junto a nosotros, a veces liderando el camino, otras veces quedándose un poco atrás. Ali no paraba de reírse.

Durante al menos 1 kilómetro, Lola no se apartó de nuestro lado. Cada vez que me detenía para tomar una fotografía o simplemente disfrutar del paisaje, Lola también se detenía, pastando pacíficamente o mirándome con esos grandes ojos curiosos. Fue una experiencia surrealista y maravillosa.

Las rutas de montaña siempre tienen algo especial, pero esta vez, la compañía de Lola hizo que la caminata de vuelta fuera verdaderamente inolvidable. Esas pequeñas sorpresas y encuentros inesperados son los que realmente enriquecen nuestras aventuras y nos recuerdan la belleza de conectar con la naturaleza y sus habitantes.

Así que, si alguna vez decidís hacer esta ruta, estad atentos. Nunca sabéis qué o quién puede acompañaros en el camino. ¡Y recordad, a veces un simple «¡Muuuu!» puede hacer maravillas!

¿Te animas hacer esta ruta? Si te gusta la naturaleza y descubrir lugares asombrosos, no te pierdas nuestra sección BEexplorer y descubre los parajes más asombrosos.

Publicaciones relacionadas

Botón volver arriba