MAR DE LECHE, un fenómeno desvelado
Moby Dick, Julio Verne y The Beatles ya hablaron del fenómeno
También llamado mareel, el mar de leche está causado por bacterias bioluminiscentes, miles de billones de ellas, que viven en toda la columna de agua desde la superficie hasta el fondo del mar.
El escritor Herman Melville en su Moby Dick menciona los mares de leche. Es un fenómeno narrado por marineros desde hace siglos, pero hasta estas imágenes satelilates de 2019 se contaba únicamente con esa constancia escrita y verbal de que existen, sin pruebas para refutarlos.
El registro del CSS Alabama en 1864
En 1864, el capitán Raphael Semmes escribió desde su camarote en el CSS Alabama sobre el hecho de pasar “de las profundas aguas azules a una mancha de agua tan ligera que me sobresaltó… Todo el rostro de la naturaleza parecía cambiado, y con un poco de imaginación, el Alabama podría haber sido concebido como un barco fantasma iluminado por el brillo enfermizo y sobrenatural de un mar fantasma…”
Para las tripulaciones, que a menudo creían en los monstruos marinos y en las sirenas, deslizarse durante horas por un “mar lechoso” debió de ser aterrador.
Navegando sobre nieve
Los marineros hipnotizados del siglo XIX no tenían ni idea de lo que causaba el efecto, pero estaban bastante seguros de que era algo siniestro. Lo describieron como algo parecido a la leche o a las nubes de horizonte a horizonte, que surcaban el plomo fundido o que navegaban por un campo de nieve. Ahora entendemos un poco más, pero cómo ocurre y por qué sigue siendo un misterio.
Steven Miller es un científico investigador de la Universidad Estatal de Colorado y describe la bioluminiscencia como “la ballena blanca de la teledetección por satélite”. Los sensores anteriores no podían verla, pero los instrumentos que utiliza Miller pueden medir niveles bajos de luz como la luz de la luna.
Su visión satelital más exitosa del mar lechoso se produjo en 1995 a partir de un informe del buque de vapor Lima. Mientras navegaba frente a la costa de Somalia, el capitán del Lima mencionó un resplandor blanquecino en el horizonte que fue seguido 15 minutos después por el mar, de horizonte a horizonte, dando la impresión de convertirse en “un campo de nieve”. Miller volvió a revisar las imágenes de satélite de archivo de esa zona para ver si se veía algo del fenómeno. Pudo ver “manchas” -y son la primera visión confirmada de un mar lechoso bioluminiscente- de 15.000 kilómetros cuadrados.
No hemos resuelto el misterio de los mares lechosos…
Steven Miller dice que no hemos resuelto el misterio de los mares lechosos. “Hemos podido detectarlos, pero no hay pruebas concretas de cómo se forman, por qué se forman… necesitamos averiguar mucho más al respecto”. El equipo de Miller está utilizando satélites para localizar el próximo mar lechoso y luego tomar muestras rápidamente para investigar el fenómeno.
El mar de leche del barco Ganesha en 2019
Detectó el fenómeno -publicado en NATURE– al analizar imágenes de satélite tomadas al sur de la isla de Java entre julio y septiembre de 2019 (que puedes ver arriba en este artículo). En algunas de las fotografías se observa lo que podría ser un mar de leche, que luego se confirmó había surcado el yate Ganesha el 2 de agosto de 2019 cuando daba la vuelta al mundo. La tripulación describe que entraron en una zona de agua brillante entre Lombok y las islas Cocos, y tomaron fotos nocturnas en las que apreciamos la línea del horizonte con un mar blanco.
Navegaron por el mar de leche ocho horas, y lo describieron en el diario de navegación. Y enviaron fotos y correos electrónicos a sus amigos y familiares, describiendo una sensación nunca vivida. De esa experiencia también se documenta Steven Miller en un trabajo posterior.
El mar de leche en la literatura de aventuras
En el clásico de Julio Verne 20.000 leguas de viaje submarino podemos leer: “El Nautilus, navegando a flor de agua, se halló en medio de un mar blanquecino que se diría de leche. El extraño efecto no se debía a los rayos lunares, pues la luna apenas se había levantado aún en el horizonte.
Todo el cielo, aunque iluminado por la radiación sideral, parecía negro por contraste con la blancura de las aguas. Conseil no podía dar crédito a sus ojos y me interrogó sobre las causas del singular fenómeno. Es lo que se llama un mar de leche, le respondí”.
¿Cómo se origina el mar de leche?
Francisco José Torcal comenta en The Conversation que, aunque no está demostrado, se cree que el mar de leche se debe a un proceso de comunicación entre millones de bacterias luminiscentes presentes en el agua del océano llamado quorum sensing.
“El descubrimiento de que las bacterias pueden comunicarse entre sí cambió la percepción que se tenía de su comportamiento. Lo hacen segregando determinadas moléculas señales al ambiente, el agua en este caso, algunas de ellas luminiscentes. Esto les permite coordinarse para realizar acciones en conjunto, como una población”.
Seres vivos que emiten luz
Existen dos procesos naturales generadores de luz: la bioluminiscencia y la biofluorescencia.
Bioluminiscencia: Proceso por el que algunas especies animales son capaces de generar luz a través de una reacción química. Es el caso de las bacterias. Lo veíamos en BE OnLoop en un reportaje sobre algas luminiscentes.
Biofluorescencia: Proceso por el que luz de longitudes de onda no visibles pasan a tener luz de longitudes de onda visibles a causa de la absorción o emisión de fotones.
Son muchos los seres vivos capaces de producir luz. Y sin duda el animal bioluminiscente más popular es la luciérnaga, que en España ha bajado muchísimo su población por motivos que desconocemos. También hay anfibios con dermis fluorescentes, recientemente incluidos en la lista. Empezando por la salamandra, en una publicación de la revista NATURE.
En definitiva, titulando “un misterio desvelado” no somos muy fieles a la realidad. Es un misterio desvelado por documentado al fin en fotografía de satélite, pero al que, como dice Miller, le falta una explicación biológica completa.
Edición BE OnLoop sobre artículos de Lucy Freeman-BBC Earth, Francisco José Torcal /The Conversation-CSIC y Universidad de Zaragoza) y otros