
MEXICAN HOGFISH: el pez tropical que cambia de color y de sexo
Esta especie asombra a científicos por sus transformaciones físicas y su inusual vida social
Un pez que cambia de color y de sexo podría parecer sacado de una historia fantástica. Sin embargo, el Mexican hogfish (Bodianus diplotaenia) existe, y nada con naturalidad en las aguas tropicales del Pacífico. Con un cuerpo robusto, colores intensos y una vida social sorprendente, esta especie desconcierta a la ciencia y fascina a quienes se cruzan con ella bajo el mar. Su capacidad para adaptarse y transformarse lo convierte en uno de los habitantes más intrigantes del océano.
¿Cómo es el «Pez-cerdo mexicano» y por qué es tan especial?
El Mexican hogfish, conocido científicamente como Bodianus diplotaenia, es un pez tropical de la familia de los lábridos que habita en el Pacífico oriental, desde las Islas Galápagos hasta la costa de México. Al contrario que otros peces exóticos como el pez diablo, el pez-cerdo mexicano puede alcanzar casi un metro de longitud y pesar más de 10 kilos, lo que lo convierte en uno de los miembros más grandes de su familia. Su cuerpo alargado, su potente mandíbula y su hocico prominente, similar al de un cerdo, lo hacen fácilmente reconocible.
Lo realmente llamativo, sin embargo, es su capacidad de transformación. Este pez cambia de aspecto a lo largo de su vida: modifica sus colores de forma progresiva y, en muchos casos, también su sexo. Además, su comportamiento curioso y su actitud territorial hacen que no pase desapercibido para buceadores y científicos. No es raro que se acerque a su propio reflejo, como si intentara desafiar a un rival.
De hembra a macho: la metamorfosis del rol sexual
Además de cambiar de color, el Mexican hogfish protagoniza una de las transformaciones más extraordinarias del reino animal: el cambio de sexo. Todos los ejemplares nacen como hembras, pero muchos de ellos se convierten en machos cuando alcanzan entre 22 y 25 centímetros de longitud. Este proceso, conocido como hermafroditismo protógino, no es casual. Suele activarse por razones sociales, especialmente cuando hay escasez de machos en el grupo.
Este mecanismo de adaptación asegura la continuidad reproductiva de la especie. En determinadas condiciones, una hembra dominante puede iniciar una transición biológica que la convierte en macho funcional. Este nuevo rol no solo implica un cambio fisiológico, sino también comportamientos distintos, más competitivos y territoriales.
Durante la época de apareamiento, los machos se agrupan en zonas llamadas “leks”, donde compiten mediante rituales de exhibición para atraer a las hembras. Es un sistema complejo y muy visual que convierte al Mexican hogfish en un ejemplo impresionante de evolución conductual y biológica.
Mexican hogfish el cazador con dientes de hierro y nariz de cerdo
Bajo su apariencia colorida y su comportamiento curioso, el Mexican hogfish es un depredador eficaz. Su hocico prominente no solo le da nombre, sino también una ventaja en la búsqueda de alimento. Como si fuera una pala, lo usa para soplar chorros de agua sobre el fondo marino y desenterrar presas escondidas en la arena.
Una vez localiza a su objetivo —generalmente moluscos, erizos o pequeños crustáceos—, entra en acción su arma principal: una mandíbula poderosa equipada con caninos superiores e inferiores. Estos dientes le permiten triturar con facilidad las conchas más duras, algo poco habitual entre peces de arrecife.

Este método de caza, junto a su comportamiento activo, lo convierte en una pieza clave dentro del ecosistema rocoso y coralino. Ayuda a mantener el equilibrio de especies y a controlar la proliferación de ciertos invertebrados. En el mar, cada rol es esencial, y el hogfish cumple el suyo con precisión quirúrgica.
Una lección de adaptación y diversidad marina
El Mexican hogfish no solo deslumbra por su aspecto. Es también un ejemplo perfecto de cómo la vida marina ha desarrollado estrategias sorprendentes para sobrevivir, adaptarse y prosperar. Su capacidad de cambiar de color y de sexo según las necesidades del grupo refleja una inteligencia evolutiva que aún estamos intentando comprender del todo.
En un momento en el que muchas especies luchan por mantenerse en equilibrio con un entorno cambiante, este pez nos ofrece una mirada distinta sobre la resiliencia y la diversidad. Nos enseña que la naturaleza es flexible, que cada organismo juega un papel y que, cuando se respeta su ritmo, el océano responde con equilibrio.
Observar y comprender criaturas como el Mexican hogfish no solo enriquece nuestro conocimiento. También fortalece nuestra conexión con el planeta y nos recuerda lo mucho que aún tenemos por descubrir bajo la superficie del mar.
Explora más criaturas extraordinarias como esta en nuestra sección BE nature, donde celebramos la biodiversidad que da vida a nuestros océanos.




