
PETER DEMETZ, el escultor realista de la madera
El artista italiano sólo trabaja el tilo y la psicología del personaje
Te presentamos a Peter Demetz, un artista italiano del norte que centra su trabajo en interpretar el alma humana. Sus esculturas parecen ausentes, van a lo suyo, pasan del espectador. No te miran jamás, y eso las hace más interesantes. Nos deja trabajo para nuestra imaginación. Han pasado por la galería de Lucía Mendoza, en Madrid, y nos ha llamado mucho la atención.
Figuras humanas que nos dan la espalda son la línea estética de los personajes de Demetz. Están a lo suyo, no muestran interés de mostrarnos qué les ocurre o en qué piensan. Es el hilo argumental de Inside View, la primera exposición individual del escultor italiano Peter Demetz, que se presentó en la galería Lucía Mendoza, en Madrid, España, por vez primera.

Formado en la cuna de la madera tallada
Nuestro protagonista nació en Bolzano en 1969, en el norte montañoso de Italia. Se formó en el Instituto de Arte de Ortisei (Italia), y fue asistente de taller de Heinrich Demetz. Es curioso pensar que sus años de formación en la talla fuesen precisamente en Ortisei, porque se considera la cuna del arte del tallado desde el siglo XVII. Demetz consiguió su Maestría en Escultura en 1993. Y en este tiempo ha desarrollado un estilo muy, muy personal.

Es fácil identificar su firma al ver una escultura suya, porque nunca llega a haber contacto visual del personaje y el espectador. Ya puedes dar vueltas a la figura. No les importas. Son personajes atrapados en su mundo, aunque te queda la duda de si se hacen las interesantes, porque en el fondo saben que están siendo observadas. Para eso vinieron.
Todo en madera de tilo
Todas sus esculturas están hechas en madera de tilo, a la que ha cogido absolutamente el punto. Y todas muestran a seres humanos, sobre fondos ambientados o sobre paños de color liso que les dan todo el protagonismo.

Son personajes que caminan, que se bañan en la playa, que están en una calle. Observan, piensan, parecen tomar el sol, parecen hablar… Son esculturas entre los 50 y los 130 centímetros de altura. Muy realistas, no han perdido ningún detalle de sus cuerpos, ni unos pelos al viento.
Edición BE OnLoop con información de Galería Lucía Mendoza