PORÍS DE CANDELARIA, aldea troglodita
Una leyenda mariana es el origen del nombre de esta cavidad en La Palma
Cuando bajas las revueltas de la pista que lleva a Porís de Candelaria, en La Palma, te cuesta creer que el mar no se haya llevado hasta la última casa de este enclave fascinante. La curva que describe la cueva es un cuenco en el que las olas retumban si hay mar agitada o un vaso transparente con el mar en calma, que casi nos recuerda a los zenotes de Riviera Maya.
Cuenta la leyenda que en algún momento del siglo XVI un barco que llevaba la estatua de la Virgen de Candelaria hacia Puntagorda se detuvo en esta cavidad debido a la mala mar. Bajaron la estatua a tierra hasta que mejoró el tiempo.
Cuando los marineros intentaron retomar la ruta cargando de nuevo la estatua en el barco, el tiempo volvió a empeorar. Y a la tercera vez que sucedió lo mismo decidieron que la Virgen prefería quedarse allí. Y esta cavidad enorme se dio en llamar Porís de Candelaria. Con el tiempo, la estatua no continuó en el puerto, sino que la trasladaron a una cueva próxima a Tijarafe donde veneran a la Virgen -su patrona- con más facilidad, la Cueva de La Virgen.
Los porís, puertos de abrigo natural
Un porís es en La Palma un pequeño puerto natural con o sin embarcadero. Por la costa rocosa de la isla encontramos varios como éste, aunque más pequeños. En realidad fueron útiles desde tiempos no documentados porque la orografía complicaba los desplazamientos por tierra. Así que hasta hace no mucho, quienes tenían barca accedían a otros pueblos palmeros por el mar, parando si hacía falta, de porís en porís.
Para quienes creen la leyenda y para los que no, una pista nos lleva en coche hasta un discreto parking. Desde allí bajando hacia el mar iremos descubriendo la cavidad y sus increíbles casitas, encastradas contra la pared a pocos metros de las olas.
Un lugar con buen karma
Las casitas las construyeron familias de Tijarafe que de siempre han venido aquí a pasar días de fiesta y fines de semana. Para pescar y asar parrilladas de todos los pescados de esta costa brava.
Algunas de esas casas se alquilan en verano, y de no ser por el reguero de turistas que se acercan hasta aquí cada día te diríamos que es un lugar con un karma singular. Esa experiencia de soledad y paz la tendrás, sin duda, en días de lluvia y de lunes a jueves de los meses con menos ocupación hotelera en la isla.
La gran poza salada
Es fabuloso llegarse aquí en día de mar en calma. Cuando la misma curva que describe la cueva muestra en el agua una poza inmensa, profunda y transparente que nos recuerda, sin duda, a los zenotes de Cancún.
Edición BE OnLoop