
POTAJE DE VIGILIA: receta fácil para cocinar tradición en casa
Un plato lleno de historia, sabor y valor nutricional que sigue muy presente en nuestras cocinas
El potaje de vigilia es uno de los grandes clásicos de la gastronomía española. Elaborado con garbanzos, espinacas y bacalao, este guiso no solo destaca por su sabor, sino también por su vinculación con la historia y la cultura culinaria de nuestro país. Hoy te contamos su origen, sus variantes más populares y cómo prepararlo paso a paso de forma sencilla en casa.

Ingredientes para la receta de potaje de vigilia:
- 400 g de garbanzos cocidos (caseros o en conserva)
- 250 g de bacalao desalado y desmigado
- 200 g de espinacas frescas o congeladas
- 1 cebolla mediana
- 2 dientes de ajo
- 1 tomate maduro o 2 cucharadas de tomate triturado
- 1 cucharadita de pimentón dulce
- 1 hoja de laurel
- Aceite de oliva virgen extra
- Sal al gusto
- Agua o caldo vegetal
- (Opcional) 2 huevos cocidos para decorar
Elaboración:
- En una cazuela, pocha la cebolla y el ajo picados con un poco de aceite de oliva.
- Añade el tomate y deja que reduzca bien. El sofrito debe concentrar los sabores.
- Incorpora el pimentón y la hoja de laurel, removiendo rápidamente.
- Agrega los garbanzos y cúbrelos con agua o caldo vegetal. Cocina 10 minutos a fuego suave.
- Añade las espinacas y el bacalao desmigado. Deja cocer 5-7 minutos más.
- Ajusta de sal y sirve caliente. Puedes decorar con huevo cocido si lo deseas.
Consejo adicional: Si usas garbanzos cocidos en casa, aprovecha el caldo de cocción como base. Y si sobra, congélalo. Así evitas desperdicio y tienes comida lista para otro día.
De norte a sur: una receta con múltiples versiones
Durante la Edad Media, la Iglesia católica impuso la prohibición de comer carne durante la Cuaresma, especialmente los viernes. Esto llevó a muchas familias a reinventar sus recetas habituales. Las legumbres, las verduras y el bacalao en salazón se convirtieron en los ingredientes protagonistas.
El bacalao, fácil de conservar y transportar, permitió que incluso los pueblos del interior pudieran seguir una alimentación sin carne. Así nació este potaje: un plato humilde, nutritivo y sabroso que ha llegado hasta nuestros días.
Aunque se prepara en toda España, el potaje de vigilia presenta ligeras variaciones según la región. En Andalucía es común añadir tomate al sofrito, en Castilla el laurel no puede faltar, y en el norte es habitual acompañarlo con huevo duro o un toque de comino.
Esta flexibilidad convierte al potaje en un excelente ejemplo de cocina de temporada y proximidad. Cada casa lo adapta a lo que tiene disponible, sin necesidad de recurrir a ingredientes sofisticados ni generar desperdicio.

Un plato con historia y valor cultural
La palabra “potaje” proviene del francés potage, que significa guiso o sopa. Este tipo de platos eran fundamentales en la alimentación tradicional: fáciles de preparar, económicos y completos desde el punto de vista nutricional.
Hoy siguen teniendo un lugar especial en la cocina familiar, especialmente en las fechas señaladas, como símbolo de encuentro, memoria y cocina honesta.
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