TRADUCTOR DE EMOCIONES con los sonidos del cerdo
El audio ambiente permite saber si en una granja hay o no bienestar animal
Un equipo internacional de investigadores de la Universidad de Copenhague ha creado un algoritmo a partir de más de 7.000 sonidos animales. 400 especies y sus vocablos van a permitir determinar si un gruñido de cerdo señala una emoción positiva o negativa. Esto podría permitir interpretar, por ejemplo, si una granja de cerdos está aplicando o no criterios de bienestar animal. Y sobre todo acaba con el mito de que los cerdos sólo dicen «Óink». Esto último es broma.
Los vocablos de los cerdos
Los cerdos de todas las razas muestran variedades complejas de expresión vocal. Antes de conocer el estudio que comentamos aquí ya estaba demostrado que hay relación entre las voces de alta frecuencia – chillidos o gritos-, que se asocian a emociones negativas, los meros gruñidos, sonidos graves, de baja frecuencia que se asocian a emociones positivas o neutras.
Pero entre esos dos extremos hay un surtido de sonidos menos conocidos. Entre los chillidos que perforan nuestros tímpanos al coger a un cerdo por las orejas para desplazarlo y el suave ronroneo cuando duermen hay un abismo.
7.000 sonidos y 400 cerdos
El estudio empezó por comprender esa amplia gama de vocalizaciones de los cerdos. Para conseguirlo, los investigadores indexaron 7.414 sonidos de 411 cerdos. La revista Scientific Reports publica este trabajo.
A cada sonido se le acompañó de anotaciones sobre el comportamiento de ese animal en ese momento. Y a la vez se monitoreaba el ritmo cardiaco para situar ese sonido en el lado de las emociones positivas o en el de las negativas. Escenarios positivos eran por ejemplo los lechones mamando o jugando. Escenarios negativos eran peleas, separación de los otros miembros de su grupo o el terrible momento del sacrificio, que siempre llega.
Cómo suena el bienestar animal
Una conclusión primera tras los resultados del estudio es que una grabación de los sonidos de una granja de cerdos podría demostrar si esa explotación cuida o no el bienestar de sus animales.
Aunque los resultados confirmaron esa relación de las altas frecuencias en los estados emocionales negativos y las bajas en los positivos, los investigadores descubrieron que bastantes sonidos no se podían adjudicar a un lado u otro tan fácilmente.
No sólo agudos negativo y graves positivo
Descubrieron que dos datos eran tan importantes como la frecuencia a la hora de medir la emoción. Uno es la duración del sonido la duración y la modulación. Por ejemplo, un chillido de alta frecuencia que antes diríamos que respondía a un instante de terror estaba sin embargo presente en momentos de felicidad cuando era corto y con pocas modulaciones. Por ejemplo, alegría al ver que ponen el pienso en la cubeta. Una especie de «¡Qué bien!».
Precisión del 92 por ciento
Con la ordenación de los datos, el equipo de investigación utilizó una red neuronal para elaborar un algoritmo que traduce las emociones del cerdo a partir de sus sonidos. Y comprobaron que esa traducción utilizando el algoritmo tiene una precisión de acierto del 92%.
Elodie Briefer, miembro del equipo, propone que el trabajo desarrollado podría ser replicable con otras especies, creando así un traductor de emociones a partir de los sonidos habituales de cada especie.
«Hemos entrenado el algoritmo para descifrar los gruñidos de los cerdos», dice Briefer. «Ahora necesitamos a alguien que quiera desarrollar el algoritmo para convertirlo en una aplicación que los ganaderos puedan utilizar para mejorar el bienestar de sus animales», declara al portal NewAtlas.
Edición BE OnLoop