VINICUNCA: la ruta a pie hacia la montaña arcoíris

Ubicada en los Andes peruanos, Vinicunca es más que una postal de colores vivos: es un fenómeno geológico extraordinario que pone a prueba la resistencia física y mental de quienes la visitan. Cada día, cientos de caminantes la recorren con el deseo de ver con sus propios ojos una de las maravillas naturales más fascinantes de Sudamérica. Esta montaña de múltiples colores es hoy símbolo de conexión con la naturaleza, un lugar donde la caminata se convierte en experiencia transformadora.

¿Por qué la Montaña de los Siete Colores es tan especial?

Situada en la región de Cusco, dentro de la cordillera del Vilcanota, Vinicunca también es conocida como la Montaña de los Siete Colores o Montaña Arcoíris. Se eleva a más de 5.200 metros sobre el nivel del mar y su apariencia parece sacada de otro planeta. Las franjas de colores que recorren su ladera no son pintura ni un efecto óptico: son el resultado de millones de años de procesos geológicos únicos.

Aunque durante siglos permaneció oculta bajo una gruesa capa de nieve, el deshielo en años recientes dejó al descubierto este espectáculo natural. Desde entonces, se ha convertido en uno de los destinos más visitados de Perú, tanto por locales como por viajeros de todo el mundo.

¿Cómo se formaron sus colores?

Los colores que definen a Vinicunca tienen su origen en la acumulación de capas de rocas sedimentarias formadas hace más de 65 millones de años, durante el período Cretácico. A lo largo del tiempo, estos sedimentos fueron compactados y cubiertos por otros materiales, hasta que el movimiento de las placas tectónicas —particularmente la colisión entre la placa de Nazca y la sudamericana— provocó que las capas se levantaran y plegaran.

La erosión del viento, la lluvia y el deshielo hizo el resto. Hoy, estas capas inclinadas lucen como líneas de acuarela sobre la montaña. Cada color corresponde a un tipo de mineral o composición química distinta:

• Rojo: óxidos de hierro.
• Verde: mezcla de filitas con magnesio.
• Amarillo: areniscas ricas en minerales sulfurados.
• Blanco: cuarzo y carbonato de calcio.
• Púrpura o morado: arcillas con hierro y manganeso.

El resultado es un paisaje que parece ficticio, pero que está profundamente arraigado en la historia geológica del planeta.

¿Cuál es la mejor forma de llegar caminando?

La ruta larga desde Quesiuno: 7 kilómetros para conectar con la altura

Aunque existen dos rutas para llegar a Vinicunca, la más interesante para los amantes de las caminatas es la que parte desde la comunidad de Quesiuno, en el distrito de Pitumarca. Esta ruta, conocida como la vía larga, es menos concurrida y ofrece una experiencia más inmersiva en el paisaje andino.

Desde Quesiuno, a unos 4.500 metros sobre el nivel del mar, el camino serpentea entre valles, ríos y montañas nevadas. Son aproximadamente 7 kilómetros de caminata solo de ida, con una duración media de entre 2,5 y 3 horas hasta alcanzar la cima.

Aunque el desnivel no es extremo, la altitud sí representa un desafío: el cuerpo necesita adaptarse al menor nivel de oxígeno, por lo que es importante aclimatarse previamente en Cusco. Durante el trayecto, es frecuente encontrarse con alpacas, pastores locales y paisajes que quitan el aliento, literalmente y en sentido figurado.

La recompensa llega al final: contemplar Vinicunca desde su mirador natural es una experiencia difícil de describir con palabras.

¿Qué debes saber antes de visitar Vinicunca?

Consejos prácticos para una experiencia segura y consciente

Si estás pensando en visitar esta montaña de colores, ten en cuenta estas recomendaciones:

• Aclimatación: pasa al menos dos días en Cusco antes de realizar la caminata.
• Equipamiento: lleva ropa de abrigo, impermeable, gorro, guantes, protector solar y gafas de sol.
• Calzado: imprescindible llevar botas de trekking resistentes.
• Agua y alimentos: lleva agua suficiente, snacks energéticos y evita el alcohol o el exceso de cafeína.
• Respeto ambiental: no dejes residuos, respeta la flora y fauna, y evita salirse del sendero.
• Turismo responsable: elige operadores turísticos que trabajen con comunidades locales y apliquen prácticas sostenibles.

Vinicunca es un espacio que nos recuerda lo que está en juego cuando exploramos la naturaleza. Caminar sus senderos es una oportunidad para reconectar con la tierra y con uno mismo. Y también, para ser parte activa de un modelo de turismo más consciente.

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