ZAPATOS hechos con algas
El lago Taihu, en China, genera alga suficiente para calzar a todo el planeta
Desde hace unos años la industria textil experimenta una auténtica revolución por aplicar novedades de sostenibilidad real con zapatos hechos con algas. Conocimos Piñatex, un cuero vegetal fabricado con fibras de piña, ha habido marcas reciclando plásticos recogidos del mar, y en 2017 nació el calzado con suela hecha a base de algas retiradas de ríos y lagos donde agotan el oxígeno del agua por exceso de proliferación.
Utilizar algas para salvar ecosistemas
En 2007, la chispa que se convertiría en la espuma Bloom comenzó cuando el californiano Ryan Hunt empezó a investigar la tecnología con algas como una forma de resolver los problemas emergentes de contaminación en nuestro medio ambiente.
Creía que las algas podrían utilizarse para ayudar a eliminar los niveles nocivos de fósforo y amoníaco presentes en las aguas con residuos orgánicos, industriales y agrícolas que siguen hoy causando una proliferación impresionante de algas que además de agotar el oxígeno del agua y bloquear la luz solar, provocan la muerte de la fauna, la contaminación del agua y el empobrecimiento del aire.
Plastificación para hacer zapatos hechos con algas
Pero tras años de investigación, descubrió que la biomasa de algas, rica en proteínas, al ser sometida a un calor, una presión y un tiempo considerables, sufría un proceso de plastificación. Fue entonces cuando se le ocurrió hacer pruebas de uso industrial.
Una plataforma móvil succiona las algas del lago Taihu, purifica el agua, la devuelve al lago y transforma las algas en un pellet que se usa igual que el de plástico
Ryan se asoció con Mike Van Drunen, ingeniero y empresario, y fundaron Algix en 2010, y comenzó una cadena industrial que retira algas de ecosistemas acuáticos eutrofizados para obtener materiales con usos diversos. Limpian el medio ambiente en lugares como el lago Taihu, tercero mayor de China, convertido en una verdadera sopa de algas, y evitan el consumo de material petroquímico.
Lago Taihu, la despensa de algas
En 2007, casi un tercio del lago Taihu estaba cubierto de algas alimentadas por las aguas residuales orgánicas, agrícolas e industriales que se vertían en él, y el Gobierno terminó prohibiendo el uso de agua del lago, puso un tope al precio del agua embotellada porque los precios subieron de forma descontrolada y cerró las fábricas contaminantes. Entonces apareció Boom con su recogida masiva de algas. “Había tal masa disponible que podríamos fabricar con ella zapatos para toda la población mundial” dijo entonces el fundador de la empresa.
Alguix creó una plataforma móvil que succiona las algas del lago, purifica el agua, la devuelve al lago y transforma las algas en un pellet que puede utilizarse igual que los de plástico, creando así una cadena comercial viable.
El material ecológico para los zapatos hechos con algas
En 2016, Bloom, una marca de Algix, lanzó el primer EVA (acetato de vinilo y etileno) mezclado con algas del mundo a la industria del calzado como ingrediente sostenible en espumas flexibles para aplicaciones de alto rebote, como zapatos, productos deportivos y accesorios. Y se asoció con la marca británica de calzado Vivobarefoot.
Las suelas convencionales están hechas de materiales 100% sintéticos. Por ello, la espuma Bloom es una alternativa más respetuosa con el medio ambiente. En el conjunto de la fabricación total de un par de zapatos supone 15% de ahorro de materiales sintéticos.
Desgraciadamente, las suelas de espuma Bloom no son biodegradables, debido al EVA que se mezcla con las algas durante el proceso de fabricación. Hay que reciclarlo como el resto de materiales sintéticos. Pero ha cumplido su misión.
El primer lanzamiento fue la zapatilla acuática Vivobarefoot Bloom Ultra III (en la segunda foto). En ella se utilizó espuma de algas como parte superior moldeada por inyección para mostrar el material Bloom de forma muy visible. Desde entonces está presente en calzado y hasta en tablas de surf. Según un artículo publicado en Detours, “cada par producido evita la liberación del equivalente a 40 globos llenos de CO2 y devuelve hasta 215 litros de agua limpia en el medio ambiente”.
Edición BE OnLoop