HANDSTAND HIGH DIVING: técnica y figuras que marcan el futuro

Descubre cómo los saltos en parada de manos han elevado el high diving internacional

¿Imaginas lanzarte al vacío desde una altura de 27 metros, empezando en parada de manos? Eso es exactamente lo que hacen los atletas que practican handstand high diving, una de las disciplinas más espectaculares y desafiantes del mundo acuático. Y lo mejor: España ya tiene representación destacada con un nombre propio que empieza a sonar fuerte —Carlos Gimeno.

Qué es el handstand high diving y por qué impresiona tanto

Esta modalidad se engloba dentro del high diving, o salto de altura, una disciplina donde los hombres compiten desde 27 metros y las mujeres desde 20. Lo que diferencia al handstand (también llamado armstand) es su inicio: los saltadores comienzan de pie… pero con las manos. Desde esa posición totalmente vertical y en equilibrio, se impulsan hacia el vacío para realizar giros, mortales y torsiones que dejan sin aliento a cualquiera.

Este tipo de salto no solo requiere fuerza física, también demanda una precisión técnica milimétrica y un control mental absoluto. Por eso, se ha convertido en uno de los movimientos más valorados en competiciones internacionales.

Reglas y dificultad: no es un deporte para cualquiera

Las competiciones de high diving están reguladas por la FINA (ahora World Aquatics), que establece las alturas oficiales, los grupos de salto y los grados de dificultad permitidos. El grupo armstand es uno de los más complejos, y está reservado exclusivamente a los saltos desde plataforma.

Los jueces valoran tanto la ejecución como la dificultad del salto, y los atletas tienen que cuidar cada detalle, desde la salida hasta la entrada al agua, que debe ser limpia y vertical. Cualquier fallo puede afectar gravemente la puntuación… o la seguridad del saltador.

La técnica detrás de una salida perfecta

Colocarse en equilibrio sobre las manos ya es un reto en sí. Pero mantener esa posición firme en una plataforma tan estrecha, a más de 20 metros de altura, requiere años de entrenamiento. Desde allí, el saltador controla la respiración, ajusta la alineación del cuerpo y se lanza al vacío con una mezcla de potencia y precisión.

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El salto puede incluir múltiples rotaciones hacia adelante o atrás, torsiones, e incluso combinaciones de ambos. Por eso, cada salto es una coreografía breve pero impactante que combina arte y riesgo a partes iguales.

Aidan Heslop: el joven que empuja los límites

Uno de los nombres que más fuerte suenan a nivel internacional es el del británico Aidan Heslop, quien en 2024 firmó el salto de mayor dificultad ejecutado en una competición oficial: nada menos que 6.2 grados de dificultad. Su victoria en el Mundial de Doha y su estilo innovador lo han colocado en la élite del high diving. Aidan representa a una nueva generación que no tiene miedo de subir el nivel salto tras salto.

Carlos Gimeno: el salto español hacia la élite mundial

Y si hablamos de nuevos talentos, España ya tiene un nombre que destacar con orgullo: Carlos Gimeno. Este joven saltador ha conseguido hacer historia al convertirse en el primer español en competir de forma estable en la Red Bull Cliff Diving World Series y, más recientemente, al conquistar la medalla de plata en el Mundial de World Aquatics 2025 en Singapur.

Lo más impresionante es cómo ha sido su camino hasta aquí. Carlos empezó como gimnasta y trabajó durante años en espectáculos acuáticos mientras se formaba por su cuenta. En 2014, un salto suyo se viralizó en redes sociales, y desde entonces no ha dejado de crecer.

En apenas un año ha pasado de quedar séptimo en el Mundial de Doha 2024 a rozar el oro en Singapur con una puntuación de 425.30 puntos. Su especialidad: los saltos desde handstand, ejecutados con una técnica impecable y una limpieza en la entrada al agua que le ha valido el reconocimiento internacional.

Gimeno vs Heslop: técnica frente a riesgo

Aunque ambos destacan por su talento, sus estilos son diferentes. Aidan se atreve con las combinaciones más complejas, buscando siempre superar el límite de dificultad. Carlos, en cambio, se caracteriza por su control absoluto en los saltos, especialmente en los que empiezan desde la parada de manos. Su precisión técnica y su regularidad lo han llevado a subir al podio en tiempo récord.

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Ambos son el ejemplo perfecto de cómo esta disciplina está evolucionando, no solo en dificultad, sino también en calidad artística.

Un deporte en crecimiento y con futuro

El handstand high diving es mucho más que una modalidad extrema: es una mezcla de arte, técnica y valentía que gana cada vez más atención mediática. En España, el éxito de Gimeno puede ser la chispa que anime a una nueva generación de atletas a lanzarse —literalmente— a esta aventura acuática.

Y aunque por ahora no tenemos representación femenina en esta categoría, todo apunta a que no tardaremos en ver a las primeras españolas compitiendo a nivel internacional. El futuro promete emociones fuertes.

Si te ha fascinado este deporte tanto como a nosotros, sigue explorando pruebas acuáticas increíbles y figuras emergentes en nuestra sección BE Sport.

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