
¿Cómo decir a mi hijo que es nulo en fútbol?
La pregunta equivocada: cuando la pasión supera al talento innato en el deporte
Es una de esas preguntas que, a veces, nos asaltan en la intimidad de nuestros pensamientos. Con todo el amor y la preocupación de un padre o madre, vemos a nuestro hijo correr tras un balón con una energía admirable, pero con una coordinación… digamos, original. Y la pregunta emerge, cruda y sincera: «Con el cariño más grande, ¿Cómo le digo que quizás el fútbol no sea lo suyo?»
Pero, ¿y si esa pregunta es la equivocada? ¿Y si la verdadera lección, el auténtico camino hacia la heroicidad deportiva, no reside en el talento innato, sino en algo mucho más poderoso y universal: la pasión, el empeño y la inquebrantable voluntad de perseguir un objetivo?

El «Portador de Agua» que se convirtió en leyenda: el caso Didier Deschamps
En el Olimpo del fútbol, donde brillan nombres de virtuosos natos como Messi o Maradona, existe una categoría de héroes cuya grandeza se forjó en el sudor, la estrategia y una determinación férrea. Uno de los ejemplos más claros es Didier Deschamps.
Cuando pensamos en los grandes futbolistas, a menudo imaginamos regates imposibles, goles espectaculares o pases milimétricos. Deschamps, el legendario mediocampista y actual seleccionador de Francia, no destacaba por nada de eso. De hecho, sus compañeros le apodaban cariñosamente «El Portador de Agua» (en francés, le porteur d’eau). Este apodo, popularizado por Eric Cantona, no era un insulto, sino una descripción de su rol: no era el que creaba la magia con el balón en los pies, sino el que hacía el trabajo sucio, el que recuperaba balones, el que equilibraba el equipo, el que corría incansablemente para que otros pudieran brillar.
¿Qué hace grande a un deportista más allá del talento?
¿Era Deschamps un «nulo» en el sentido de falta de talento técnico puro? Probablemente no poseía la brillantez individual de otros, pero su «talento» era de otra índole, y demostró ser mucho más valioso:
- Inteligencia Táctica: Deschamps leía los partidos como pocos, anticipando movimientos, organizando a sus compañeros y dictando el ritmo del juego desde la sombra.
- Liderazgo Innato: Fue capitán del equipo nacional francés que ganó la Copa del Mundo en 1998 y la Eurocopa de 2000, además de liderar a equipos legendarios como el Olympique de Marsella y la Juventus. Su voz era la brújula del equipo.
- Ética de Trabajo Inquebrantable: Nadie le podía reprochar falta de esfuerzo. Corría, luchaba y se sacrificaba por el colectivo hasta el último minuto.
- Mentalidad Ganadora: Su palmarés es asombroso: dos Champions League como jugador, y como capitán de la selección francesa, fue Campeón del Mundo en 1998 y de la Eurocopa en 2000. Luego, como entrenador, guio a Francia a otra victoria en el Mundial de 2018. Es uno de los tres únicos hombres en la historia en ganar la Copa del Mundo como jugador y como entrenador (junto a Mario Zagallo y Franz Beckenbauer).
Deschamps nos enseña que el camino hacia la grandeza deportiva no siempre pasa por ser el más dotado al nacer, sino por ser el más inteligente, el más trabajador, el más persistente y el que mejor comprende cómo su esfuerzo individual contribuye al éxito colectivo. El verdadero «talento» quizás no sea una cualidad estática, sino una dinámica: la capacidad de transformar la pasión en acción, el esfuerzo en habilidad y la perseverancia en resultados.

El Sendero Filosófico: redefiniendo el Juego
Entonces, la próxima vez que esa pregunta inicial asome en nuestra mente, quizás debamos reformularla. No se trata de cómo decir a un hijo que «no sirve» para algo, sino de cómo nutrir su fuego interno, su capacidad de disfrute y su resiliencia en el deporte que elija.
¿Qué pasaría si, en lugar de medir el éxito por el podio o el reconocimiento inmediato, valoramos el viaje, el esfuerzo y la alegría que se encuentra en el proceso de perseguir lo que nos apasiona en el deporte? ¿Y si la verdadera «mina de diamantes» no es el talento innato, sino la inagotable fuente de pasión y dedicación que reside en cada uno de nosotros, lista para ser desenterrada en cada entrenamiento, en cada competición?
Al final, la lección es clara: el empeño y la pasión a menudo, son los verdaderos artífices de los héroes deportivos. Y en ese camino, cada intento, por «original» que parezca, es un acto de valentía.
Y tú, ¿por qué no te pones al tiro al arco?
Sigue descubriendo enfoques positivos que transforman la práctica deportiva en nuestra sección BE sport.